En la década de los 80 comienza a llegar a Venezuela información sobre los Tambores Batá a Venezuela
«En la década de los 80 se da un momento clave en el proceso de empezar a sistematizar ese conocimiento. En enero del año 1983, Orlando Poleo, Omar Olivero y Farides Mijares organizaron un grupo de estudios en el taller de artes integral de Sarría y allí cada uno fue aportando lo poco que sabía; fue así como establecieron un primer Oru Seco u Oru de Igbogdú, gracias a información obtenida de percusionistas boricuas llegados al país. (Olivero, s/f)
Hubo un tamborero llamado José “el colorado” Ramírez, puertorriqueño, que es quien le da a Farides Mijares la información del Oru Seco, quien luego seguiría complementando dicha información con las partituras tomadas del libro de Fernando Ortiz «La Africanía de la Música Folklórica de Cuba». De esta manera se fue estableciendo el primer sistema organizado para tocarle a los Orichas con las Moyugbas (invocaciones) y respuestas rítmicas que pertenecen a esta antigua tradición. (Urbina, 2015)
Allí mismo en ese taller de Sarría se empieza a formar una segunda generación de tamboreros entre ellos: Miguel Urbina, Benigno Medina, William Hernández, Johnny Rudas, Rafael Molina y Alberto Quintero.
Entre los años 1984 y 1985 vino el primer tambor de fundamento a este país, que era de Onelio Scool, dicho tambor se llama «Aña Ilú Addé» y se lo entregó Papo Angarica en el año 1978, fue el primer tambor de fundamento que salió de Cuba, vino ese tambor y ahí se presentaron gran cantidad de Iyawoses, vino después Johnny Angarica con un tambor que se lo dio Papo Angarica. (Urbina, 2015)
En 1988 la Iyalosha cubana, residenciada en Venezuela, Virginia Borroto «Obba Kobbí» contrata a Orlando Ríos «Puntilla» quien vino a tocar de New York junto con el conocido Akpwon (cantante de Añá) Máximo Texidor. (Olivero, s/f).
A finales de los 80 en Venezuela ya se tocaba el Oru seco, gracias a la información brindada por tamboreros puertorriqueños como José Ramírez, Cachete Maldonado, Antoni Carrillo, Juan fuentes, Tito de Gracia, Giovanni Hidalgo que no era famoso todavía pero ya era un gran percusionista. Luego se da un proceso de viaje a Cuba para afianzar conocimientos, sin embargo un tamborero cubano «Regino» dijo algo importante, “nosotros no le enseñamos a ellos, nosotros lo que hicimos fue corregirle algunas cosas, cuando los venezolanos llegaron aquí ya tocaban Batá”. (Urbina, 2015)»
