Orisha mayor y una de las amantes de Shangó. Dueña de las centellas, los temporales, y en general de los vientos. Violenta e impetuosa, ama la guerra y acompaña a Shangó en sus campañas.
Acostumbra acudir en estos casos con un ejército de espíritus (eggúns) y pelea con centellas y dos espadas. También es la dueña del cementerio, vive en su puerta o en los alrededores. Siempre se encuentra con Oba y Yewá. Junto con Elegguá, Orilla y Obatalá, domina los cuatro vientos.
En el Diloggún habla por Osa (9) y su refrán dice que «su mejor amigo es su peor enemigo». En los Obi (cocos) habla en Oyekun (cuatro pedazos invertidos) y en Okana (tres pedazos invertidos). En los Nkobos (conchas) habla por Mariwanga (10, 13 y 14). Su número es el nueve. Su día, el viernes, es día de pagar castigos. Lleva todos los colores menos el negro.
En la regla de Ocha sus nombres son: Oyá Bi, Oyá Funkó, Oyá Dumí, Oyá Mimú, Oyá Obinidodo, Oyá Ayawá, Oyá Odó-Oyá, Yansá Orirí, Oyá de Tapa (del mismo territorio africano que Changó). También era reina de Koso y tiene una hermana, Ayaó, que es virgen y no se asienta.
Su nombre en Fon es Avesán. En la Regla de Palo se llama Centella Endoki, Remolino, Noche Oscura, Monte Oscuro, Viento Malo, Malongo, Vira Vira. En la Regla Kimbisa se llama Empungu Mama Wuanga, Yaya Kengue, Mariwanga, Mama Wanga, Monte Oscuro.
El iyawó se sienta en silla.
Receptáculo:
Una sopera de porcelana pintada con nueve colores (menos el negro).
Atributos:
El iruke, la centella, el cementerio y los entierros, una saya que se hace con pañuelos colgantes de los nueve colores, el arcoiris y, en general, las frutas de color ocre, específicamente la berenjena. Los aires, vientos y temporales. La reencarnación de los antepasadas. La falta de memoria. Se le llama con el sonido entrechocante de las semillas de la rama del framboyán.
Herramientas:
Corona de nueve puntos de la cual caen nueve piezas: guataca, pico, Ochosi, rayo, guadaña, palo, azadón, rastrillo, hacha. Lleva nueve manillas de cobre.
Collares:
Matipós, punzó y marrón con rayas negras y blancas. Para otros, cuentas lilas con rayas amarillas. En otras casas de santo son negras y blancas (nueve negras y nueve blancas) hasta hacer nueve de cada cual.
Ropa:
Sus hijas visten faldas que se confeccionan con pencas de yaguas secas en el día de su nacimiento en Ocha; los flecos de estas faldas se adornan con flecos de mariwó. Además, lleva otra falda que se confecciona con pañuelos de nueve colores, que es móvil. También usa una bata de cretona floreada y una cinta multicolor alrededor de la cabeza.
Prohibición:
No puede comer carne de carnero, ni manteca de corojo.
Comidas:
Arroz blanco con berenjena y bollos de frijoles de carita.
Animales:
Chivas, paloma, ¡gallina y guinea (todas de color negro), pero Fabelo opina que sólo se le deben sacrificar animales blancos.
Bailes:
En su baile agita un instrumento de limpieza, el iruke (como el de Obatalá) pero negro o polícromo. Eíste baile es agitado, frenético, la acción coreográfica es rapidísima, vertiginosa. Es la bacante que., en su delirio, quisiera incendiar con la llama purificadora, que flamea
en su diestra y forma remolinos girando siempre a la izquierda.
Aflicciones de las que protege:
Las producidas por descargas eléctricas y fuertes corrientes de aire. Ella aprovecha al que está sudando para pasmarlo.
Monte (Ewe):
Aguacate morado, guasimilla, baria, mazorquilla, yuca, ciruela, palo coja, cabo de hacha, coralillo morado, berenjena, árbol bonito, cai-mitillo, caimito, framboyán, frutabomba, geranio, granada, guare júcaro, maravilla, mil flores, palo hacha, palo rompehueso, picuala, quiebrahachas y revientacaballo, coralia, avericuto, palo rayo, bejuco alcanfor, curujey, croto, chirimoya, meloncillo, marpacífico, pepino cimarrón, tamarindo, verbena e hidra, flor de cementerio, espanta-muerto, cambiavoz, llantén, vergonzosa, artemisa y varía
Hijos:
Violentas, poderosas, autoritarias, de temperamento sensual y voluptuoso. Pueden ser extremadamente fieles, aunque también muy dadas a las aventuras extraconyugales. A pesar de todo, siempre son muy celosas.
Pataki de Oya
Se sabe que Oyá siempre acompañó a Changó en todas las batallas, peleando a su lado con dos espadas y aniquilando a los enemigos con su centella. El patakí es así: Oyá estaba casada con Oggún, pero se enamoró de Shangó y él la raptó (de ahí vino la famosa pelea entre los dos orishas).
Un día Shangó estaba alborotado en una fiesta cuando lo prendieron y encerraron en un calabozo con siete vueltas de llave. Shangó había dejado su pilón en casa de Oyá. Pasaron los días y como Changó no venía, Oyá movió el pilón, miró y vio que estaba preso. Entonces Oyá cantó:
Centella que bá bené Yo
sumarela sube, Centella
que bá bené Yo sube
arriba palo
No dijo más que esto y el número siete se formó en el cielo. La centella rompió las rejas de la prisión y Shangó escapó. Entonces vio que Oyá venía por el cielo en un remolino, y se lo llevó de la tierra. Hasta aquel día Shangó no sabía que Oyá tenía centella. Ahí empezó a respetarla.