
Orisha mayor. Madre de la vida. Considerada como madre de todos los orishas. Es la dueña de las aguas y representa al mar, fuente fundamental de la vida. Por eso se dice que «el santo’ nació del mar» (el caracol fue el primero que habló y le dijo a las criaturas lo que tenían que hacer). Fue mujer de Babalú Ayé, de Agayú, de Orula y de Oggún. Le gusta cazar, chapear, manejar el machete. Es indomable y astuta. Sus castigos son duros y su cólera es terrible pero justiciera. Su nombre no debe ser pronunciado por quien la tenga asentada, sin antes tocar la tierra con las yemas de los dedos y besar en ellos la huella del polvo. Según algunos, procede de la
tierra de Oyó; según otros, de Mina. En Ocha se le llama Yemayá Awoyó, Yemayá Akuara, Yemayá Okute u Okutí, Yemayá Achaba o Ayabba, Yemayá Konlá o Konlé, Yemayá Asesu, Yemayá Myakei May aleo, Yemayá Ibu Odó, Yemayá Okotó, Yemayá Lokun Ñipa, Yemayá Ayaba Ti Gbe Ibu Osi, Yemayá Ataramagbá Anibode Iyá, Yemayá Iyawí Awoyomaye Lewo, Yalode, Yemayá Awo Sama, Yemayá
Agana (egbadó), Yemayá Afreketé (arará magino). En Palo y Brillumba se le dice Baluanda Bucatoca, Luna Nueva, Siete Sayas, Una Cinta, Sibi Cunanbanza, Madre de Agua, Emborna, Mamá Kalunga, Pungo Kasimba, Mamá Umba, Mbumba Mamba, Inkita Kiamasa, Nkita Kuna Mamba y Cuatro Vientos.
El Diloggun de Yemaya
En el Diloggún habla en Oddi (7) y su día es el sábado.
Colores de Yemaya
Sus colores son azul y blanco.
Receptáculo:
Una sopera coloreada de azul y blanco con florones.
Atributos y herramientas:
El sol (oru), luna llena (ochu), ancla (dakoduro), salvavidas (yika), bote (okó), siete remos (alami), siete aros (bopa), llave (chileku), estrella (irawó). siete aros de plata. Estos objetos elaborados en plata, acero, lata o plomo. Iruke (rabo de caballo con mango) adornado con cuentas azules y blancas. Usa un manto de burato ricamente adornado. Agogó (campanita), que se utiliza para saludar y para que preste atención cuando se habla con ella. Abanico con varillaje de nácar y oro, adornado con cuentas y caracoles. Los agbebe (abanicos redondos hechos de pencas de guano adornados con plumas de pavo real, caracoles y cascabeles). Todos estos
atributos son adornados con patos, peces, redes, estrellas, caballitos de mar, conchas y, en miniatura, todo lo relativo al mar. Siempre llevan cuentas azules y blancas alternas.
Collares:
Siete cuentas de cristal transparente, llamadas de agua, y azules. En Yemayá Ocuté son de agua ultramarino. En Yemayá Ayabá o Achabo, azul pálido y agua. Yemayá Asesú: azul oscuro y perlas opalinas o cuentas de jabón.
Vestido:
Usa una bata con serpentinas azules y blancas, símbolo del mar y la espuma, especie de ancho cinto de tela y un peto de forma romboidal sobre el ombligo.
Flores:
Flor de agua y violeta.
Perfume:
Verbena.
Animales:
Carnero, gallo, paloma, guineo, jicotea, pato, gallina, loro, ganso, codorniz. Para Yemayá Asesu el cerdo con una ceremonia muy cuidadosa. Yemayá Ocuté no come pato. Yemayá llama sus chicharrones a las cucarachas.
Bailes:
Yemayá es amiga de la buena compañía y del lucimiento. Aunque es madre virtuosa y sabia, también es alegre y sandunguera. Cuando se sube, ríe a carcajadas y da vueltas como las olas y gira como los remolinos del océano. Unas veces bracea como nadando, otras representa una zambullida para sacar caracoles, algas y peces para sus hijos. En otras ocasiones parece remar hasta la hipotética orilla donde siempre la espera Ochún. Sus danzas comienzan con suaves ondulaciones, como las aguas que agita blandamente al soplo de la brisa, pero pronto se encaracola y va aumentando en intensidad, como un oleaje que se enfurece.
Aflicciones de las que protege:
Las relativas al vientre de las personas a las que impliquen daño o muerte a través del agua, dulce o salada, lluvia o humedad.
Comidas:
Ochinchín (guiso de camarones, alcaparras, huevos duros, acelga y tomate); ekó (tamal de maíz que se tiene todo el día en remojo, se muele en un pilón y se cocina batiéndolo en una cazuela sin grasa y sin sal; se le da forma de pirámide y se envuelve en hojas frescas de plátano); olelé (se ponen en remojo frijoles carita, se pasan por un guayo para quitarles la cascara, se hacen una pasta y se le echa sal, se pican ¡ajos y cebollas añadiendo pedacitos de jen-jibre a la masa, se pone en manteca caliente una bolsita de bija, y cuando hierve, se vierte sobre la masa de frijoles que antes se había batido bien; se preparan moldes de papel y se rellenan con esta pasta);
quimbombó con bolas de plátano verde o ñame; frijoles negros cocinados sin caldo y sin maíz; palanquetas de gofio con melado; coco quemado; cuatro pescados enteros en un plato blanco con rayas azules, melado, corojo y cascarilla; berro, lechuga, escarola, acelga y chayóte. Cuando está enojada se le pone berro, lechuga, chayóte y verdolaga, también para refrescar su ota.
Su fruta predilecta es el melón de agua, aunque también pinas, papayas, uvas, peras de agua, manzanas, plátanos y naranjas. Se acostumbra brindarle en jícaras el agua y el melado. De los peces prefiere la guabina, la anguila, el pargo, la rabirrubia, la cabrilla, el serrucho, el lenguado, la aguja, la cherna, el emperador y otros. Maíz finado con fríjoles de carita. Le gusta comer carnero, pescado y palomas.
Monte (Ewe):
Flor de agua, mora, mazorquilla, zargazo, mejorana, culantro, ma-languilla, berro, verbena, chayóte, meloncillo, hierba añil, paragüita, cucaracha, malanga, Cuba gomosa, sábila, achibata, carquesa, reseda, canutillo, majagua, guama, lechuguilla, prodigiosa, he-lecho, lechuga, hierba buena, albahaca morada, guásima, botón de oro, yerba de la niña, coste o colonia, mariposa, marilope, panetela, huevo de gallo, helécho de río, guacamaya, yerba mora, corazón de paloma, diez del día, orozú, palo canela, camagüire, camarón, casimón,
bejuco tortuga, bejuco uví, bejuco uví de cinco hojas, bejuco uví macho, bejuco parra, bejuco de corrales, bejuco de jaiba, bejuco amargo, añil, ají dulce, cañamazo amargo, caña coro, cayumba, cebolla, comecara, copalillo de monte, pinchona, frescura, genciana de la tierra, grénguero, guairaje, guama de costa, guama hediondo, incienso de playa, jagua, junco marino, limo de mar (alga), maguey y maíz.
Hijos:
Mujeres voluntariosas, fuertes y rigurosas. En ocasiones son impetuosas y arrogantes. Son maternales y serias. Les gusta poner a prueba a sus amistades. Se resienten de las ofensas y nunca las olvidan, aunque las perdonen. Aman el lujo y la magnificencia. Son justas aunque un tanto formulistas, porque tienen un innato sentido de las jerarquías.
Caminos de Yemaya
La complejidad y riqueza de estos caminos ha sido estudiada por Lydia Cabrera en Yemayá y Ochún (Karioshas, Iyalochas y Olori-chas), Nueva York, 1980 (pp. 28-31). De allí tomamos las informaciones que siguen entre comillas:
Yemayá Awoyó:
La mayor de las Yemayá, la de los más ricos vestidos, la que se ciñe siete faldas para guerrear y defender a sus hijos, se le reza:
Yemayá Awayá okere okún olomí karagbó Osa ya bio lewu eyintegbe awa si leku Yemayá obini ku wa yo kueana okun Iyá sa ori ere egba mio, o: «Yemayá Awoyó que estás lejos, en la mar, dueña del agua, tú que comes carnero, Madre de cabello de plata que pare a la laguna, Madre nuestra protectora, mujer perfecta, única, que extiendes el mar, Madre que piensa, sálvanos de la muerte, ampáranos.»
«Cuando Yemayá Awoyó sale a pasear, se pone los adornos de Olokun y se corona con el arcoiris, Ochumaré.
Yemayá Akuara:
Es la Yemaya de dos aguas. Yemayá en la confluencia de un río. Allí se encuentra con su hermana Ochún. Vive en el agua dulce; es
bailadora, alegre, pero poco recta; no hace maleficios. Cuida a los enfermos, prepara remedios, amarra abikús.
Yemayá Okuté u Okuti
Es la Yemaya de azul pálido, está en los arrecifes de la costa. «Portera de Olokun». Lo mismo se encuentra en el mar, en el río, en
la laguna, que en el monte. Yemayá es, en este camino, mujer del dios de la guerra y de los hierros, Ogún. Come (recibe sacrificios) en compañía de Ogún, y lo mismo los acepta en el mar que en la manigua. Cuando guerrea, lleva colgados de la cintura el cuchillo y las demás herramientas de Ogún. «Esta Yemayá trabaja mucho.» Es una amazona temible. El ratón le pertenece. Con él le envía mensajes a sus ornó (hijos) o suele transformarse en ratón para visitarlos, y le teme al perro. Es de genio violento, retador; muy severa y rencorosa. Vive internada en el monte virgen o en parajes desolados. Es hechicera, experta en preparar afoché (polvos para
embrujar). Le gusta bailar con un majá enroscado en los brazos. Esta detesta el pato y le encanta el carnero (agután). Son suyos los corales y las madreperlas.
Yemayá Achabá o Ayabá
Peligrosísima, la sabia y voluntariosa , la que lleva en el tobillo una cadena de plata. Su mirada es irresistible, su aire
altanero. Fue mujer de Orula, y su palabra la acata siempre Ifá, a pesar de lo ocurrido entre ellos, historia que contaremos más adelante. Para oír a sus fieles suele volverse de espaldas. Sus amarres no se desatan nunca. Un
babalawo nos dice que es secretaria de Olofi. Otros la consideran la Mayor de las Santas, porque le dio vida a las criaturas, que nacen y mueren como la luna. Cuando a uno de nosotros se nos cumple el término, es a Yemayá a quien manda Olofin que nos haga una cruz con cascarilla en la frente. Yemayá es más temible y, desde luego, mayor en jerarquía que Oyá, la dueña del cementerio, de la centella y del vendaval, concubina de Changó.
Yemayá Konlá
Es la Yemaya la de la espuma. Está en la resaca; enredada en una manta de limo. Naviera, vive en las hélices de los barcos.
Yemayá Asesú
Es la mensajera de Olokun, la de agua turbia, sucia, Muy seria. Va al caño, a las letrinas y cloacas. Come pato. Recibe las ofrendas en
compañía de los muertos. Es muy lenta en complacer a sus fieles. «Cuando se le pide algo, olvídese de lo que pidió.» Se pone a contar meticulosamente las plumas del pato que se le sacrifica. Si se equivoca en la cuenta, vuelve a comenzar, y esta operación se prolonga indefinidamente.
Yemayá Mayaleo o Mayalewo
Vive en los bosques, en una poceta o en el manantial —que su presencia hace inagotable. En este camino se asemeja a su hermana Ochún Ikolé, porque es bruja. Tiene estrechas relaciones con Ogún. «Para mejor comprensión, el lector deberá retener siempre que «no hay más que una sola Yemayá. Una sola con siete caminos» (avatares).
También se le nombra según donde se encuentre y de acuerdo con lo que hace. Por ejemplo: cuando se le llama Ibú Odo, se refiere a que ella es dueña del añil. «La que es la Mar profunda color azul añil.
Yemayá Okotó
Habita en mar de fondo rojizo de costa, donde hay conchas.
Yemayá Lokún Ñipa
La que tiene la fuerza del mar.
Yemayá Alara Magwá Onoboyé
Cuando está linda, luciéndose en la fiesta y recibiendo elogios.
Owoyó Oguegué Owoyó Olodé
Cuando se le está reflejando el cuerno de la luna.
Yemayá Ye Ilé Ye Lodo
Cuando come su carnero en la casa o en la orilla del mar o del río.
Ayabá Ti Gbé Ibú Omí
Reina que vive en lo hondo del mar. Madre de Reyes, de Changó, Rey de Ima, Tulempe, Oyó, Koso, Nupe y otras
tierras.
Yemayá Atara Magbá Anibode Iyá
Cuando se interna en el monte virgen, en los parajes solitarios.
Yemayá Iyawi Awoyómayé Lewó
Nuestra Madre, Awoyó, la que tiene vestidos suntuosos, la del ajuar rico y las siete sayas.
Yalodde
Dándole su título de Reina, porque Yemayá es una reina poderosa.
Yemayá Awó Sama
Cuando manda a las nubes que llueva.
A título de curiosidad, pues sólo le he oído una vez, mencionaré el nombre de Yamí Onidá, que una viejita le daba a Yemayá.
Los egbados, de los que hay muchos descendientes de Matanzas, nos hablan de Yemayá Agana, «muy caminadora», y a la que los arará magino dan el nombre de Afreketé. Yemayá Agana baila agachada y es un poco coja. Afreketé (de Dajomey) se arrastra y «tiene maja», es decir, utiliza al majá como vehículo.
Su nombre en Yoruba y en Fon: Yemayá Obotó. En Kimbisa y Brillum-ba: Balaunde, Lunganfula. En Congo: Mboma, Mamá Kalunga, Pun-go, Kasimba, Mamá Umba, Mbúmba Mamba, Nkita Kiamasa, Nkita Kuna Mamba,
Cuatro Vientos —porque ocupa y domina las cuatro Partes del mundo— y Nkita Kuna Maba. Sincretiza en Cuba: Virgen de Regla. En Brasil: La Inmaculada Concepción.
Pataki de Yemaya
Al principio, aquí abajo sólo había fuego y rocas ardientes. Entonces Olofi, el Todopoderoso, quiso que el mundo existiera y convirtió el vapor de las llamas en nubes. De las nubes bajó el agua que apagó el fuego. En los huecos enormes entre las rocas se formó Olokun, el Océano —que es terrible y a quien todo el mundo teme. Pero el mar también es bueno, porque es la fuente de la vida, y el agua hizo venas en la tierra para que la vida se propagara. Esa es Yemayá —la Madre de las Aguas. Por eso también se dice que antes que nada existiera, Yemayá estaba tendida cuan larga era y de repente dijo: «Ibí bayán odu mi: Me duele el vientre», y de ella salieron los ríos, los orishas y todo lo que alienta y vive sobre la tierra.