Uno de los principios más controvertidos en la Santería es que para que las cosas pasen o funcionen hay que pagar por el milagro. Y si, es verdad que los costos van desde cantidades pequeñas, justas y hasta exhorbitadas por un servicio, que si no se tiene cuidado se puede propasar la línea de credo a comercialización.
En la Santería se utiliza la palabra “derecho” y no precio por una buena razón.
Imagina el siguiente escenario:
Tú padrino te consultó gratis y te dice que resolverá tu ebbó también de forma gratuita.
Entonces el toma un taxi para dirigirse al mercado esotérico y le dice al taxista: “pero no me vayas a cobrar porque es para un ahijado que la está pasando mal”. Y el taxista dice: “ok”.
Llega con los yerberos, les da la lista y les dice: “pero no me vayas a cobrar porque es para un ahijado que la está pasando mal”. Y el yerbero dice: “ok”.
Pasa con los criaderos, pide dos gallos y les dice: “pero no me vayas a cobrar porque es para un ahijado que la está pasando mal”. Y le dicen: “ok”.
Vuelve a tomar un taxi para regresar a casa y le dice al taxista: “pero no me vayas a cobrar porque es para un ahijado que la está pasando mal”. Y el taxista dice: “ok”.
¿Ves lo ilógico que es eso?
Pues lo es. Si quieres merecer algo, definitivamente nada puede ser gratis.
Cuando hablamos de pagar hablamos de hacer “sacrificio”. Y etimológicamente sacrificio quiere decir; “sacro” y “oficio”, que significa: “sagrado trabajo”. Y algo que es sagrado jamás debe ser mal usado, ni mucho menos tomado a la ligera, ya que entre más difícil la situación o laboriosa la obra a realizar, más costoso será el derecho a acceder a esa petición divina. Es por ello que nosotros empleamos un “derecho” en vez de una tarifa.
En la Santeria se pagan tres derechos cuando se pretende resolver; uno a los Orishas mediante el ebbó, uno a nuestro padrino o religioso que oficiara el servicio, y el más importante de todos; a nosotros mismos al acceder a ayudarnos.
Ya hemos explicado en artículos anteriores como el dinero más allá de ser una simple moneda de cambio es una forma de energía. Una energía que forma parte de este mundo terrenal y que cuando nos vayamos de este plano no nos la llevaremos con nosotros. El dinero en la Santería simboliza “sacrificio”. Sacrifico de trabajo, de penitencia y de lo más valioso que tenemos en la vida; tiempo. Y qué cuando es bien ganado también es bien gozado.
Recuerda esos zapatos bonitos que te compraste a pesar de que te parecían caros. Recuerda ese viaje de vacaciones por el cual ahorraste meses. Recuerda esa fiesta por la cual celebraste durante todo un fin de semana hasta quedarte sin dinero.
Haya costado lo que haya costado lo disfrutaste, ¿cierto?
¿Porqué no habrías de disfrutar que mejorara tu salud, tu economía, tu crecimiento personal y tu crecimiento espiritual?
Recuerda que el dinero no tiene ningún valor si no lo empleamos sabiamente.
No tiene sentido hablar de precios, ya que cada persona y cada religioso aporta lo que puede ofrecer. Pues lo único que se necesita para que las obras funcionen es que se hagan con toda la fe y buena voluntad de la persona, y con toda la sabiduría y rigor de una ceremonia bien oficiada por parte del religioso.
Sin este sacrificio, las obras pierden fuerza e incluso pueden llegar a no funcionar.
En las religiones de occidente es muy común pensar que aquello que viene del cielo no se debe pagar. Que Dios mediante nos liberará de nuestras cruces, dolores, amarguras y demonios. Y es verdad, pero si algo ofrecen las religiones más ancestrales es que no necesitas cargar la cruz toda la vida… tienes guías que harán tu carga más ligera y más llevadera.
La Regla de Osha nos da la oportunidad de quitar esas cruces: corregir un problema de salud, un estancamiento económico, encontrar amor, encontrar paz, bienestar, vencimiento y algo muy importante; encontrarte con tu propósito de vida para que estés bien contigo mismo.
Y así como el caracol es capaz de dar “Iré u Osogbo” también es capaz de dar “Yale”, es decir; una suerte perfecta donde los Orishas no piden nada y solucionaran todo, porque quien ha llegado al pie de ellos con el corazón ya hizo su sacrificio.