¿Los ibeyis fueron dos o más?

Taebo, Taibo y Keinde o Cainde, son quizás los Jimaguas o Ibeyis, más populares del panteón Afrocubano.

En los Odu de Ifá Osa Oggunda, que fueron nueve los que nacieron de Oyá y de donde origina el nombre que se le da a esta Orisha: Iyansan, que significa Madre de Nueve. De hecho, este mismo Odu nos indica como los Ibeyi son hijos de Changó y Oyá, en el siguiente Patakí: En este camino Oyá era la dueña del Mercado y vivía enamorada de Changó, pero no lograba sus favores. Resultó que un día estando Oyá en la selva, pues cazaba, vio un hermoso Búfalo Negro y observó con sorpresa que el Búfalo se quitaba la Piel. Cuando él se fue, ella se la robó y se la llevó para su mercado. Al otro día, cuando Changó se fue a buscar su piel, vio que no estaba allí. Desesperado, buscándola por el rastro, llegó al mercado. Allí encontró a Oyá y esta le dijo que la tenía, pero quería sus favores antes de dársela y que volviera con ella. Él aceptó, pero con la condición de no revelar su secreto. Ella aceptó y con ese acuerdo comenzaron a verse y tuvieron los Ibeyi. Oggún que era enemigo de Changó por medio de Yemayá que a su vez era hermana de Oyá, obtuvo el secreto y comenzó a regarlo a los cuatro vientos. Gritaba que Changó era Ogodomá Kulenkuo (El Búfalo joven). Changó al ver su secreto en público, cogió su disfraz se lo puso, y salió al bosque a buscar a Oyá que había ido a casa de Orunmila, que le hizo registro marcándole Ebbó, pero Oyá no lo hizo y se fue a apacentar su rebaño de Carneros que tenía para comer. Entonces Changó en su búsqueda se encontró con Oggún, combatieron y en el combate Oggún le arrancó un cuerno que guardó como trofeo, (Por eso es que el Oggué de Oggún es de un sólo tarro), pero como la magia del disfraz hacía crecer los cuernos, enseguida lo tuvo de nuevo. Changó dejó a Oggún y siguió buscando a Oyá, hasta que la encontró con los Carneros y los Ibeyi. Se lanzó para embestirla y Oyá al ver a Ogodomá Kulenkuo lo comprendió todo y sabiéndose perdida cogió a los Ibeyi y le lanzó Carnero a Changó, el cual enfurecido se los iba comiendo y cuando los probó, le gustaron y se quedó con todo lo de Oyá para siempre. De esa manera Oyá renunciaba a esa comida para así salvarse y salvar a sus hijos. Se volvió Yansa (El Remolino), cogió a los Ibeyi, los sacó de allí y se los entregó a Olofin. Aquí vemos que los Ibeyi son hijos de Changó y Oyá, pero queda claro que no se los entregaron a Yemayá, sino a Olofin. Sin embargo, en un hecho contradictorio, vemos en un Patakí del Odu Oshe Obbara, la siguiente historia: En la tierra Nomu Nomu vivían Ochún y Changó. Ella estaba embarazada y Changó se la pasaba de viaje en otras tierras para conocerlas. En uno de esos viajes, Changó demoró mucho y Ochún dio a luz mellizos, que se llamaron Taewo y Kainde. En aquella tierra no se conocían los partos de mellizos, por lo que Ochún fue muy criticada y acusada de haberle sido infiel a Changó. Desesperada por tales acusaciones sin fundamento, Ochún llevó a sus hijos a un Mangal y los tapó con hojas de Malanga y partió para casa de Orunmila, quien le vio este Ifá que le hablaba de las malas lenguas y la calumnia, por lo que le hizo rogación y la mandó a casa de Olofin, quien la recibió y le dijo: “Pariste dos niños a una misma vez y me dices que los has dejado bajo una planta de Malanga, pero aún tienes que parir otro más, al que llamarás Ideu, pero para parirlo, debes con lo que hiciste la rogación y darlo en la orilla del río y rezarás lo que te enseñaré. Los hijos que pariste, Taewo y Kainde, ya no los busques, porque están en poder de Oyá, pero como te dije, tú tendrás otro hijo”. Ochún hizo todo lo indicado por Olofin y parió a su tercer hijo. Entretanto, Olofin citó a todo el pueblo de Nomu Nomu y les dijo: Ahora, todos van a aprender, principalmente tú Changó, por oír y hacer caso de las malas lenguas, que toda mujer podrá parir mellizos y trillizos sin que ello signifique que hubo infidelidad, como no la hubo de Ochún hacia Changó. Y Olofin dictó otras sentencias, pero lo importante que vemos en este Odu, es que Taewo y Kehinde quedaron con Oyá por mandato de Olofin y no fue que los trajo al mundo y porque Ideu o Idowu, es el tercer NIÑO y no Jimagua, que en efecto se queda con Ochún y que Olofin fue enfático que daría a luz después. La responsabilidad del error que se crean que son trillizos, parte del hecho que el título de esta historia, está errado, ya que el título es: Ochún pare trillizos y la culpan de adúltera. Esto es falso, ya que Ochún claramente no dio a luz trillizos. Es más, en Odu de Ifá afrocubano que realmente nos habla de trillizos es Okana Meyi, que es donde nacen niños en esa condición. No solo queda por dirimir el hecho de los padres de los Ibeyi. Queda por dirimir la verdadera identidad de los jimaguas en materia santoral, ya que se tienen tres versiones: La primera es que no se les hace santo, la segunda es la nueva tendencia a determinar ángel de la guarda, cuando lo cierto es que en la tercera, la tradición establecía que al primero en nacer en un parto de mellizos se le hacía Changó y al segundo se le hacía Yemayá. Así mismo, queda por dirimir también, si estas son deidades de Olorishas, de Babalawos o de ambos. Veamos lo que decía Don Nicolás Angarica en su libro Manual del Orihate, con respecto a hacer santo a los niños que eran jimaguas. Jimaguas. Lo único que hacían era lavarlos, presentárselos y entregárselos después de Itá, de la misma manera que al niño que la madre hizo Santo en estado de gestación. Porque para los africanos, los Bellis vienen con sus virtudes que nadie puede mejorar en este Mundo. Y, hoy en día, los criollos, le han dado una forma y molde comercial, haciendo Santo a los Bellis, pero debo advertir, que esta nueva forma o molde, la implantaron los criollos pero, no los criollos de esta época, sino los criollos que les precedieron. De hecho, vemos claramente que Angarica establece que a los niños Jimaguas, solo se les entregaba sus muñecos cargados y no se les hacía Santo en ninguna forma, ya que supuestamente venían bendecidos. Sin embargo, Angarica criticaba el hecho de que en sus tiempos (hablamos de 1955), sí se les estaba haciendo y que no eran los de su época los que habían impuesto esto, sino los viejos. Podemos trazar entonces, que el hecho de hacerles Changó al primero y Yemayá al segundo, surge en las épocas de Latuán, Efunshé y/u Obadimeyi. Para añadir más incógnitas, vemos que Doña Lydia Cabrera en su libro El Monte, se refiere a los personajes que se les acredita haber traído el culto a los Jimaguas a la Isla y que eran conocidos como Los Jimaguas del Palenque, Gumersindo y Perfecto: Hacia el mil ochocientos ochenta y tantos, en una finca de la jurisdicción de Marianao, llamada El Palenque, que se convirtió en un barrio de africanos, más allá de la Lisa, y frente a una casa conocida por La Casa del Cura, vivían muchos lucumís y criollos, todos ahijados de los entonces famosos Ibeyes, dos santeros jimaguas, muy importantes, con innumerables ahijados en La Habana. Se les llamaba los Papá Jimaguas: Perfecto y Gumersindo. Eran ricos, nos aseguran quienes los conocieron; poseían varias casas, y en cada casa, una mujer. Ña Cucha y ña Pilar eran mujeres de Gumersindo. La ña Cecilia Pedroso, muy respetada «por su fundamento y su tono», era «esposa de legítimo sacramento» de Perfecto, y muy exigente y celosa de su condición de «esposa principal». Algunos contemporáneos suyos aseguran que fueron propietarios de El Palenque. Lo cierto es que gozaban de fama y estimación entre los negros de entonces, y «que apadrinaron y protegieron a muchos blancos y blancas de categoría». Celebraban todos los años, en El Palenque, la gran fiesta de Baloggué — Oggún —, instalado el Orisha en una vara en tierra, cubierto por una enredadera de ñame. El palenque fue también, naturalmente, santuario de los Ibeyi —San Cosme y San Damián — aunque los santos fundamentales eran Baloggué y Orissaoko, representado este por una teja y los atributos de la labranza. Y todo se hacía y estaba como en África. Podemos ver entonces que Perfecto y Gumersindo, mantenían los secretos de estos pequeños Orishas. Sin embargo, notamos que al ser Jimaguas y a pesar de que se dice que tenían ahijados hasta de alta alcurnia, ellos celebraban dos Orishas muy diferentes a Changó y Yemayá. Pero lo cierto es que ellos tenían los secretos de cómo se confeccionaban los atributos de los Jimaguas, tal como se daban en África, según Lydia Cabrera. Sin embargo, esto nos levanta una incógnita más: ¿Se trataba de los Jimaguas tal como los vemos actualmente en tradición afrocubana? Esto no es claro, más cuando vemos que en El Palenque, centro de adoración de los Ibeyi, se adoraba a dos Orishas totalmente diferentes: Oggún y Orisha Oko. La conexión de los mellizos, con Oggún, obviamente, puede venir de Guinea, tal como nos lo dice el Dr. Ortiz, donde Oggún conocido como Gu, era hermano de Changó conocido como Hevioso, pero además hijos de los Mellizos Mawu (Luna) y Lisa (Sol). No es difícil ver tampoco, que al igual que los yoruba, los Fon tienen exactamente la misma costumbre de tallar Ibeyis, lo que ellos llaman Hoho u Hohovi y con exactamente las mismas características que los Yoruba. También mantienen la tradición de dar una continuidad de nombres luego del nacimiento de mellizos. Este tipo de relaciones, son las que se pretende que nos den más luz, en cuanto a nuestras tradiciones afrocubanas. Para despedir esta Introducción, les dejo a los señores “Neo-Tradicionalistas” fanáticos del Afrocubanismo, las nuevas figuras “Ere Ibeji” de su propia tradición.

Tomado del libro Ibeyi: Niños Orishas que no nonocemos que puedes descargar aquí:


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