Olokun: La estabilidad en la tierra y el origen de Yemaya

En el principio no había más que Olorun y Olokun. Olokun fue origen de Yemayá. Durante mucho tiempo Olorun y Olokun lucharon por el dominio de la Tierra

Cada vez que Olorun mandaba algo a la Tierra, Olokun se lo apropiaba. Olorun quería reinar en todas partes y Olokun, para demostrarle su poder, provocó el ras de mar. Hubo que hacerle rogación a Olokun para que la Tierra volviese a existir. Tan terrible y poderoso es Olokun que cuando Olorun se separó de él y se fue a lo más alto, Olokun se quedó aquí abajo. Entonces fue cuando Obatalá tuvo que atarlo con siete cadenas porque al ver que los hombres descuidaban su culto, Olokun quiso ahogar a la humanidad entera y a todos los animales. Olokun vive en el fondo del océano, junto a una gran serpiente marina que asoma la cabeza cuando hay luna nueva.

Algunos creen que es mitad hombre, mitad pez. Si atado como está, con siete cadenas, cuando se encoleriza hace estragos, Obatalá fue muy prudente en dejarlo amarrado y los hombres en no olvidar su culto.

Olokun era anfibio, por lo que no quería tener relaciones con su gran amor, Orishaoko, para no ser objeto de ridículo. Le pidió consejo a Olofi, quien le aseguró que Orishaoko era un hombre serio y reservado.

Olokun cogió confianza y se fue a vivir con el orisha labrador, pero éste vio que tenía defectos en su naturaleza y se lo dijo, al mundo. El bochorno hizo que Olokun se escondiera en el fondo del océano, del que todo se ignora y donde nadie ha podido llegar. Otros dicen que se convirtió en sirena o en una gran serpiente marina. Pero eso nadie lo sabe.

Orisha mayor. Dueño del océano. Es andrógino y en ocasiones se le representa mitad hombre, mitad pez, aunque es indefinido. Siempre ha enmascarado. Es una deidad poderosa, terrible y sumamente misteriosa.

Encarna el mar en su aspecto aterrador y extraño al hombre. Según algunos, Obatalá lo mantiene atado en el fondo del mar para que no destruya el mundo; de cualquier forma, todas las riquezas del océano son suyas. Sólo se le ve sin careta en sueños y entonces aparece con la cara redonda, con rayas tribales, ojos saltones muy blancos, con las niñas pardas y las pestañas afiladas. Olokun es orisha de los babalawos.

Segúnalgunos, después de Oddúa es la más alta representación de Ocha. Se le adora de diferentes formas, según la rama de que se trate.
En el Diloggún habla en el Eyirosun (4), Unte Meyi (8-8) y en Ochakuaribó, que son dieciséis cauris boca abajo. Su color es el azul marino, el negro y el blanco. Forma una trilogía con Sumu Gaga y Akaró.

Receptáculo:

Va en tinajas que llevan dentro una tijanita. Otan, piedra negra y redonda. Se acompaña de otras siete piedras negras y veintiuna conchíferas.

Atributos:

Siete caretas, siete cadenas, majá, sirena, caballito de mar, conchas y todo cuanto viva en el fondo del océano. Sus materiales son plata, acero, lata y plomo. Le pertenecen dos manos de caracoles, muñecas de dos caras. También monedas de distintos países en número de siete y múltiplos de siete.

Collares:

Son variadísimos. En algunos predominan las perlas cristalinas y de distintos tonos de azul, verde, rojo. En otros de azul añil, que se combinan con cuentas rojas, ópalos y corales. Antiguamente los collares de Olokun, de gruesas cuentas de un azul intenso como el lapizlázuli, se ensartaban en un hilo de hierro y procedían de la costa de Guinea.

Salutación:

Se besan los dedos que han tocado tres veces el piso, ambas manos se abren, se unen y tocan el piso frente a los pies y se llevan los dedos a la boca, se besa y se pide la bendición.

Ropa:

Viste siempre de negro.

Animales:

Gallo blanco, venado, pollos, paloma, guinea, cochino, pato, carnero, jicotea y ganso.

Comidas:

Se le da comida en alta mar. Desde que murió Tata Gaitán se teme darle comida a Olokun. De los que van, siempre muere uno. Como nadie quiere ser el muerto, su salida se pospone siempre. No obstante, los estibadores del puerto de Matanzas reanudaron esta tradición en 1944; le llevaban maíz molido, cocinado con ajo, cebolla y manteca, bolas de alegría de coco, ekó, melado, frijol de carita, bolas de ñame salcochado, carne de puerco, plátanos verdes fritos, mazos de berro, mazorcas de maíz, malarrabia. Los animales ya sacrificados (patos, palomas y guineos blancos), se llevaban en una canasta sobre una tela azul con maíz finado y tostado, siete ekó, siete olelé y siete ekrú, veintiuna palanquetas de gofio y melados, siete cocos, siete mazos de berro, siete escarolas, alpiste, azúcar prieta, azúcar candy, sal y, cuando Olokun lo pedía, carnero blanco, frutas y siete medios (monedas de cinco centavos).

Bailes:

Se baila raras veces por algún babalawo con careta. Luego tiene que hacer rogación inmediatamente, para no morirse. Las caretas que se conocen son de pasta verde-azul claro, con una boca muy gran de abierta, el labio inferior muy grueso y un ornamento sobresaliente en la frente. En la ceremonia secreta se corean los cantas llevando el compás palmeando las rodillas con las manos. Estos cantos son difíciles, sumamente enrevesados. Tienen siete tambores en forma de copa, pintados de azul y blanco.

Monte (Ewe):

Copalillo de monte, guama hediondo, ratón de oro, romerillo, coralillo, hierba fina, cerrojo, culantrillo, anón, alambrillo, sauce y paragüita.

Ceremonia de entrega:

En la entrega tradicional, la ceremonia comienza en el mar. Se ¡levan una tinaja, una tinajita, animales y comida. Una vez que han recogido el agua, limo, las nueve piedras, los caracoles, etcétera, se le ofrenda gallo, pato, paloma, guinea y se le da ekrú, ekó, olelé, nueve palanquetas de gofio, dulce, maíz tostado, pescado ahumado, jutia ahumada, pan, azúcar, café, dos huevos, carbón, harina, quim-bombó, carne de puerco con chicharritas, manteca de corojo, melado y miel de abeja, y se le da coco al mar. Esta misma ceremonia se hace en la casa, aunque el secreto se entrega en el mar. Para esto son fundamentales las piedras, el caracol, el agua de mar y el limo (con este último se le confiere el ashé al omiero).

Las herramientas no son estrictamente necesarias; en realidad son simplemente alegóricas, pero la ceremonia en el mar sí es indispensable.
Con el omiero de Olokun se lava a quien lo recibe y luego se sacrifican los animales. Más tarde se coloca una canasta que lleva un metro de tela azul en el fondo, en el medio del cuarto. La canasta se rodea de platos blancos separados un metro uno de otro; en ellos van las comidas mencionadas. Todos los santeros presentes, uno detrás de otro, cogen con las das manos un puñadito de lo que contiene el primer plato, se tocan la frente, lo besan y lo depositan en la canasta. Así, plato por plato. Lo último que se coge son los huevos, que se pasan por los párpados cerrados. Los huevos no van en la canasta hasta que todos los santeros puedan repetir la misma operación. Después se depositan en la canasta los animales sacrificados, se les añade omilasa (agua bendita), monedas y se rocía con cascarilla. Se cogen las cuatro puntas del paño azul y se anuda este bulto, llamado «carga de Olokun», y se lleva al mar como ofrenda. Esta ceremonia no representa ningún tipo de limpieza.

Ninguna persona puede comer de los animales sacrificados a Olokun, dado su carácter misterioso y mortífero. Antiguamente los babalawos lo entregaban muy pocas veces, en ocasiones muy particulares, ya que implica desaparición física no predecible. Olokun vive fuera del canastillero. Delante de él no se puede gritar, escandalizar o blasfemar, ni siquiera mirar dentro de la tinaja cuando la
rellenan de agua (nunca se le cambia a no ser cuando se le hace un sacrificio).

Con Olokun se resuelven los problemas más insuperables concernientes a la salud. Es orisha que jamás ha ido a la cabeza ni a los hombros de nadie. Una muestra del carácter misterioso y terrible de Olokun es que habla en el Diloggun por Osha Kuaribó (16 caracoles boca abajo), signo que nadie conoce, que no tiene ebbo y donde se aconseja tirar agua hacia arriba en forma de lluvia, porque presagia todos los osogbos del Diloggun.

Olokun es fundamento de babalawo, que sólo entregan, adoran y le sacrifican animales. De una forma que no es posible describir, Ferminita Gómez lo entregó y lo puso en manos de los santeros, especialmente de la rama de la Pimienta. Posteriormente su cuito llegó a las formas más diversos de adoración.

Hay quien no hace la ceremonia del mar y le coloca dos manos de Diloggun, una en el fondo de la tinaja y otra en la tinajita, añadiéndole exclusivamente un juego de herramientas, conchas de mar y piedras. Además, realizaban un ritual llamado «bailarla canasta», el cual nos describen así: Una vez preparada la carga de Olokun, todos los santeros toman la canasta con una mano, balanceándola a la vez que cantan:

Sawadé Ladé Olokun
Sawadé Ladé Olokun.

También han incluido tirar las manos de caracoles al piso y leerlas a quien lo reciba, a modo de Ita. Hecho insólito, pues todo tipo de contacto con esta deidad compete sólo a los iniciados en Ifa.

Tomado de los Orishas en Cuba de Natalia Bolivar, un libro que podrás descargar completamente GRATIS a continuación:


Comentarios:

Comments are closed.
iworos.com