Existen debates acerca de si este Orisha es el mismo que Oshanlá, al cual se representa como una anciana que comparte muchas de sus características
Orishanlá es el representante de Oloddumare en la tierra, es la divinidad que lleva la autoridad y viste de blanco.
Orishanlá debía mostrar en si mismo el deseo de Oloddumare de tratar con bondad a Orishas y hombres. Oloddumare dotó de una autoridad superior a este Orisha y lo creó de último para que se opusiera a las negativas influencias de Eshu. Este Orisha es el representante de Oloddumare en la tierra. Se le representa como un anciano de aspecto puro y venerable, el cual combina grandeza y esplendor. Muy bondadoso pero autoritario, viste una túnica blanca y vive en un lugar blanquecino, es la única deidad que no se dejó penetrar por Eshu.
Cuando baja, urgentemente pide manteca de cacao para que le hagan una cruz en la palma de la mano y una donde se une el occipital con los parietales. Come un poco de esa grasa que se dice aclará la inteligencia. Orishanlá es natural de Owó y muy tranquilo. Se dice que libra a sus hijos de las trampas con sus largas manos. En la tierra arará recibe el nombre de Orisasá. Delante de él se echa perfume.
Este anciano está dotado de firmeza, con él se relaciona la luz, la verdad, la justicia, la razón y la pureza. Es descendiente directo de Oloddumare.
Apataki
Orishanlá se encargó de la tarea que le confiara Olofin y comenzó a moldear en barro los cuerpos de los hombres, a los cuales el Supremo Creador les infundiría el soplo de la vida. Pero no conforme con lo que sucedía se dijo: “¿Por qué yo no puedo completar mi obra?”
Así se le ocurrió que podría espiar a Olofin para saber qué debía hacer para que aquellos cuerpos inertes cobraran vida.
Aquella noche Orishanlá en vez de irse a dormir, se escondió en un rincón de su taller en espera de que llegara el Hacedor.
Olofin, que todo lo ve, supo enseguida de la estratagema que había urdido Orishanlá y le envió un sueño tan profundo que no se enteró absolutamente de nada.
A la mañana siguiente, cuando Orishanlá despertó, se encontró que todos los hombres tenían vida y comprendió que no debía averiguar lo que no era de su competencia.
Patakí.
El nacimiento de Ejiogbe.
Orishanla tenía prohibido el vino de palma, mientras que su esposa Afin tenía prohibida la sal. Orisha koi mu emo, Afin koi je iyo. El embarazo de Afin no alivio del todo la tensión que existía entre la pareja. La mujer se volvió aun más belicosa a medida que su embarazo avanzaba con los meses. Nueve meses después, nació un varón. Poco después del parto, Orishanla se dio cuenta de que no había comida en la casa para alimentar a la madre. Rápidamente partió hacia la granja para recolectar ñames, quimbombó y vegetales. Orishanla se demoro un poco en regresar de la granja, lo cual enfureció a su esposa. Ella comenzó a quejarse de que su esposo la había dejado pasar hambre el mismo día en que había dado a luz y señalo que esto era una confirmación de que el no sentía amor por ella. Ella pensó de que era hora de concluir el matrimonio poniendo fin a la vida de esposo sabiendo que Orishanla tenia prohibido el vino de palma procedió a echarlo en la olla del agua de beber de su esposo. Tan pronto hizo esto dejo al niño de un día de nacido en la cama y salio a visitar a sus vecinos.
Mientras tanto, Orishanla había regresado de la granja y procedió a preparar comida para su esposa. Mientras el ñame se cocinaba, se dirigió al cuarto a sacar agua con su vasija habitual, una concha de caracol, de la olla de agua envenenada; cuando estaba a punto de beber el agua, su hijo que estaba en la cama le dijo: «padre no tome de esa agua porque mi madre le echo vino de palma». Aunque sorprendido por el hecho de que un niño de un día de nacido pudiera hablar, hizo caso a la advertencia. Orishanla, sin embargo, termino la comida pero en un gesto de represalia, le echo sal a la sopa sabiendo de esta era veneno para su esposa. Luego de guardar la comida, se fue de la casa para jugar una partida de ayo con sus amigos. Entre tanto su esposa regreso y se dirigió al sitio donde estaba su comida; cuando iba a comenzar a comer, el hijo hablo de nuevo para decirle a ella: «madre, no coma de esa comida porque mi padre le echo sal a la sopa». Casi inmediatamente de haber escuchado al niño, ella se puso histérica y le grito a los vecinos que vinieran a salvarla de un esposo que estaba tratando de matarla por haberle dado un hijo. Sus gritos atrajeron a espectadores de las casas vecinas.
Poco después se convoco a una reunión de las divinidades en la casa de Orishanla, este recibió la citación en el lugar donde se encontraba jugando ayo y se mantuvo calmado en todo momento. Fue Oggun quien presidio la conferencia ya que Orishanla, el presidente tradicional se encontraba en el banquillo de los acusados en esta oportunidad. Oggun invito a Afin a que dijera lo que había sucedido y ella narro como su esposa había echado sal a su comida lo cual el sabia que le estaba prohibido. Interrogada sobre como supo que se le había echado sal a la sopa y que había sido su esposo el culpable, ella explico que había sido informada por su hijo de un día de nacido. Las divinidades pensaron que estaba loca porque nadie podía imaginarse como un niño tan pequeño podía hablarle a su madre.
Orishanla fue invitado a defenderse de las acusaciones y contrario a lo esperado, confirmo que efectivamente el había echado sal a la sopa de su esposa. Explico sin embargo, que lo había hecho para castigar una acción similar de ella en su contra, ejecutada con anterioridad ese mismo día. Acuso a su esposa de haberle echado vino de palma al agua de beber, cuando todos incluida ella, sabían que este le estaba prohibido. Preguntado sobre como tenia conocimiento de la alegada acción de su esposa, el también explico que había sido su recién nacido hijo quien le había advertido que no bebiera de esa agua porque su madre le había echado vino de palma.
Todos los ojos se volvieron entonces hacia el niño a quien ya se le consideraba una criatura misteriosa. Sin haber sido preguntado de manera especifica, este brindo los elementos que faltaban al acertijo al decir: eji mogbe mi ogbe enikon, o lo que es lo mismo: que el había venido a la tierra para salvar la vida de sus progenitores y que esta era la razón por la cual le había dado a ambos el aviso que les evito una mutua destrucción.
Consecuentemente, no constituyo una sorpresa el que siete días mas tarde al dársele un nombre, sus padres decidieron llamarle Ejiogbe o doble salvación.