Fermina Gómez Pastrana, nació el 12 de Octubre de 1844, fue traída a Cuba a finales del Siglo XIX para trabajar como esclava en las plantaciones de caña de azúcar
Los que la conocieron cuentan que era dueña de un carácter muy amigable, además de haber sido muy atenta, en su casa tenía una cría de gansos, que en determinada fechas del año sacaba a la calle.
Se hace santo con un africano conocido como “Ño José” el cual le corono “Osun” desconocemos las causas por la que luego Ma Monserrate González, le entrego Olokun (convirtiéndose así en la primera persona que lo recibía en tierras cubanas), y luego Ma Monserrate, le “viro el Oro”, lo que consiste en un procedimiento litúrgico, para ponerle otro santos en la cabeza. En este caso Ma Monserrate, le corono “Yemaya”, llevando por nombre “Osha Bi”
Cuenta la leyenda que poseía asombrosos poderes sobrenaturales, e incluso podía hacerse invisible a los ojos de los demás. Se dice que recibió de Oba (sacerdotisa de origen Ebagdó) el secreto de Olokun , hasta entonces potestad de los Babalawos. Ejerció de Oriaté, raspó cabezas e inició a muchos en la Osha. Entregó también los primeros fundamentos de Orisha Oko y Olokun de los cuales se tenga noticia alguna en América.
Es muy frecuente que cuando se habla de Olokun se diga que “todos los Olokun que hay hoy en día en Cuba, nacieron de manos de la Iya l’òrìsà matancera Fermina Gómez.
Su Olokun estaba en una habitación cerrada que ella cuidaba con mucho recelo. Estaba cubierto con siete telas de distintas gamas de azul, rodeado de arena, caballitos de mar disecados, estrellas, arrecifes, mangle e instrumentos de pesca. En 1944 ella instituye la tradición de dar cerdo a la deidad, desde un bote “fondeado” en el mar, tradición que aún conservan sus descendientes, integrantes de la actual rama de la “Pimienta”.
Una anécdota refiere a que ella “montó” un enorme secreto de Olokun para un político de la época. La tinaja medía más de metro y medio de altura. A ese secreto, le fueron sacrificados muchos animales, entre ellos gato y cerdo, aún en contra de la opinión de algunos Babalawos. Se dice que aquel personaje del gobierno cubano contó con los favores del Orisa durante muchos años, gozando de buena salud, inmenso poder y bienes materiales.
El “ashé de Ferminita aún perdura en su descendencia. Su herencia en cuanto a metodología e iniciaciones religiosas se mantiene, constituyéndose en una de las referencias obligatorias tanto para Iworo como Babalawos.
Fue tan inmenso el poder de su Olokun, que la misma sacerdotisa, poseía una salud envidiable, tanta que consagró a su último ahijado de santo a la edad de 86 años. Falleció cuando contaba más de cien y en sus honras participaron innumerables personalidades, tanto de las clases privilegiadas como de la descendencia religiosa y esclava.
Por aquel entonces el cabildo Egbado, se encontraba en la calle Daoiz, entre Compostela y América, de la referida ciudad de Matanza, que era la casa de Ferminita para luego con el tiempo dicho cabildo mudaría su domicilio a la misma ciudad de Matanza, en la calle Salamanca 104 entre Mansaneda y 2 de Mayo, donde la gran Iyaloshá Fermina Gómez Pastrana, falleció el 27 de Septiembre de 1950, a la edad de 107 años en dicha ciudad.
Actualmente en dicha casa se encuentran el Olokun de Fermina, su Agogó o campana de bronce de Olokun de Fermina y los cuatro tambores rituales consagrados en honor a Olokun, únicos en su tipo en Cuba y en Las América, además de encontrarse el Shangó de la africana madrina de Fermina Gómez Ma Monserrate González “Obbatero”, estos fundamentos se encuentran bajo la custodia de un hombre de color y rasgos asiáticos, quien nunca revela su nombre y dice llamarse “El Chino”, además de un ahijado y sobrino de la difunta Fermina Gómez como lo es Alfredo Calvo Cano, quien tiene coronado “Aggayú”, (directo) y su nombre de santo es “Obba Tola”, quien es Oriaté “Maestro de ceremonia”, recibió Olókun cuando tenia 9 o 10 años, y le fue coronado santo en el año 1945, en la casa de Fermina Gómez, tiene en la actualidad 76 años de edad, y 62 años de santo, no solo es conocido como Oriaté en toda la provincia de Matanzas, sino también en parte de la Habana, por su reconocido prestigio y seriedad como religioso.
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