Un don hermoso, que pocos realmente poseen y que desde mi punto de vista no tendrían por qué lucrar con él
Esto podrás verlo de dos formas. La posesión que toma control del cuerpo humano por un espíritu, ya sea humano o de Orisha. La segunda, es por medio de personas que tienen la capacidad de ver y oír a los espíritus. Las personas que son poseídas por Espíritus u Orishas, se les llama “Caballo” y a la posesión como tal, la llamamos “Montar o Pasar Santo” o Muerto, según sea el caso. Claro que encontrarás otros nombres como “subirle” el santo a uno, o “bajarle” el santo, caer con santo y “venir” el santo a la cabeza. El nombre real del “Caballo” es Elegun.
En esta posesión se supone que el espíritu que dará los oráculos, ha entrado en el cuerpo de su devoto y de esta forma viene a darnos eventos futuros, hacer limpiezas, dar consejos y comparte con los presentes. Se supone que esta entidad, habla por la boca de su caballo. De hecho, la posesión por espíritus, se da mucho en los cultos que se rinden a los ancestros y que son muy comunes en África.
Las posesiones por Santo son más comunes, cuando se hacen tambores en honor a ellos. Así el hijo de santo, el «caballo», es un medio directo de comunicación entre las divinidades. Valiéndose de su Hijo (Omo) o médium, el Orisha habla a través de este con toda autoridad, se le hacen preguntas y este responde a las cuestiones que se les pide guía, da el consejo que se le pide o aconseja espontáneamente y hasta llama la atención a aquellos que no están caminando por el camino correcto. Muchas veces verás que el Orisha comienza a pedir dinero y lo reparte generosamente entre los fieles que más lo necesitan, sin quedarse con nada.
Durante el trance de la persona, la voz y los ojos de la misma, cambian completamente. El caballo reflejará las mismas características personales que se le atribuye al Orisha que lo posee o monta. Así, una mujer de voz delgada, por ejemplo, hablará recio y adoptará las actitudes varoniles, arrogantes y retadoras, si se montó en Changó o en algún Orisha guerrero.
Pasado el trance, la persona no sabe lo que ha dicho ni lo que ha hecho, a menos que se le diga. A quien le baja santo, nunca sabe en qué momento “le entró” ni en qué momento “se fue”. No recuerda absolutamente nada. También es capaz de hacer proezas que no podrían hacer seres humanos y salir ilesos.
En la posesión por Orisha, las personas solo pueden ser poseídas por el Orisha tutelar o Ángel de la Guarda. La persona que sea hija de Changó, solo podrá ser poseída por Changó y no por Yemayá o ningún Orisha. Los Orishas raramente montan a un No iniciado (Aleyo) o persona que no ha sido iniciada, tal como se ha documentado en varias partes.. En esas ocasiones, esto indica que la persona necesita ser iniciada en la religión.
Hoy en día se ven muchos FARSANTES, que dicen que se “montan” en todos los Orishas. Debes saber, con solo ver esto, que están ante la presencia de estafadores, motivo por el cual, ya debes saber que has de salir corriendo de allí.
No voy a mentirte con respecto a este tipo de oráculo. La gran mayoría de las veces, te encontrarás con fraudes, que dan ganas de echarles agua fría, para que dejen de estar haciendo lamentables espectáculos. Puras farsas y farsantes en su gran mayoría, solo para pedir dinero u otras especies y llevárselos para sí. Hasta la misma Lydia Cabrera documentó payasos de esta índole.
“Después de asistir a muchas fiestas, con el mayor deseo por mi parte de acercarme a divinidades bajadas del empíreo lucumí —«de Ifé, el pueblo de los santos lucumís», o de Guíni, como pronuncian Guinea los viejos—, se tiene la impresión de que estos no están ya dispuestos a descender todos los días… Generalmente, casi siempre, el comportamiento de los caballos está estudiado de antemano, como el de los médiums espiritistas profesionales de todas partes; y el caballo que no tiene jinete realiza abiertamente un fraude, que me atrevo a decir, a conciencia y de buena fe, se hace en común. Diríase que todos los fieles, en cada fiesta, sienten la necesidad psicológica de propiciar tales simulaciones, y participar, devotamente, de la santa engañifa. Necesidad de creer que los santos han bajado, creer todo el tiempo que dure la fiesta: creer y hacer creer que creen, hasta que se despide el último falso orisha. «¡Santos y santicos!» «Cuando falta la verdad hay que conformarse con la mentira, que es lo que se dice: a falta de pan, casabe». Pero «los viejos lucumís no permitían que viniesen santicos. Les entraban a chuchazos. Al que hacía la comedia, aboréo. Cuero con él. A ese… ¡Oddánico! Le pegaban duro. Y que tenían en la casa chuchos para castigarlos. Chuchos verdes. El omó no podía hacer trampa». «El que tiene santo de veras, ni siente ni padece. Nada le duele». Y además: «Si baja santo, que sea bien santo a la cabeza de un hijo, todo lo que habla es la pura verdad. Porque lo sabe todo; Oloín ve; adivina. Todo lo que dice es cierto y se comprueba».
Creo que esto no necesita más explicación, salvo advertirte que mires muy bien, porque estos fraudes son lo que más verás en estas fiestas y tambores de Santo de hoy en día.
Las posesiones por “El Muerto” también se dan en tambores en honor a este y en misas espirituales. En el capítulo de “Eggun” te daré más detalles de esta posesión y un poco de cómo son efectuadas estas ceremonias, dentro de nuestra tradición afrocubana. Por esta razón, esto lo dejaré corto, para no aburrirte… Todavía.