Las sacerdotisas de Yemayá desempeñaron un papel importante en el establecimiento del culto a Olókun en Regla
En el Ifá afrocubano, se han estado dando irregularidades con respecto a ciertas deidades, especialmente las Egbadó, con las cuales se han dado serios encuentros entre Olorishas y Babalawos, sobre si pertenecen al culto de Ocha o al culto de Ifá, cuando lo cierto es que el culto a Olokun, es practicado tanto en Ocha como en Ifá. Nos resulta increíble el hecho, de que en nuestra tradición se den divisiones de esta índole y aún así, querer llamarnos “Religiosos”. Lo más pecaminoso, es el hecho de que estas divisiones quieran darse por vulgares expoliaciones de funciones y deidades, solo por el COMERCIO que les representa a una y otra parte de nuestra tradición afrocubana. Esto no solo es una afrenta entre los bandos en disputa, es una afrenta contra nuestra propia religión. Con respecto a Olokun, muchos Babalawos alegan que el Olokun de santero no existe o les aseguran a todos cuantos puedan, que el Olokun de Ocha, no es un Olokun, sino cosas que van desde “Un invento”, pasando por deidades que solo son complementos de Olokun o peor aún, deidades que NADA tienen que ver con Olokun.
Para dejar las cosas claras desde el principio, Olokun llega a la Isla por medio de OLORISHAS. Las dos fuentes que tenemos de Olokun en la Isla, una tiene origen en Regla con Ña Inés García conocida como Yenye T’Olokun, que se dice que era sacerdotisa de Olokun, pero que para poder ejercer en La Habana, tuvo que pasar por el proceso de re-consagración y se le hizo Yemayá. Ña Inés García vivía en la calle Moraiz y se le acredita el haber llevado Olokun a Regla. La otra fuente, fue Ma Monserrate González Obatero. Obatero consagró en Yemayá a Doña Fermina Gómez Ocha Bi y también le entregó OLOKUN. No tiene sentido alguno, haber consagrado a Doña Ferminita Gómez en Yemayá y luego entregarle otra Yemayá, como muchos quieren hacer ver. Esto es simplemente absurdo, tan absurdo, que inclusive podemos ver el importante papel que desempeñaron Olorishas de Yemayá en el Culto a OLOKUN y no de Agana Erí, ni de Yemayá Mayelewó:
“Las sacerdotisas de Yemayá desempeñaron un papel importante en el establecimiento del culto a Olókun en Regla. La Lucumí, Eña Yemajada-Ógún Niké, era la madre de la famosa sacerdotisa de Yemoja Serafina Castañeda. «Munda Rivero» -Talabireo. Panchita Cárdenas, una sacerdotisa de Yemoja, que vivía en una casa grande, justo en frente de la bahía y al lado de la famosa iglesia católica de Regla, que alberga la estatua de la Virgen de Regla. Bailes de mascaradas en honor a la Gelede Olokun y otras deidades, fueron escenificados en el gran patio en la parte posterior de su casa y salían de allí para actuar en la calle en Frente a la casa”.
Como vemos, de la propia casa de Don Remigio Herrera Adeshina, se hacían tambores y bailes a OLOKUN. Estos que califican al Olokun de Ocha de invento, no nos van a decir que Adeshina auspiciaba fiestas a Agana Eri o a Yemayá Mayelewó cuando se acompañaba de Olorishas que eran las que se encargaban de esto y quienes tenían la deidad. Si vamos un poco más allá, podemos ver que el Dr. Miguel “Willie” Ramos, en su trabajo, La Division de La Habana: Territorial Conflict and Cultural Hegemony in the Followers of Oyo Lukumí Religion, 1850s–1920s, de la Universidad John Hopkins, nos muestra como Olokun (y Oduduwa), llegaron de manos de Obatero y de la etnia Egbadó:
“Tan fuerte es la asociación entre las dos deidades (Oduduwa y Olokun) y este linaje religioso (Egbados), que Obá Tero, la más conocida de entre un puñado de iyalorishas cubanas que poseía estos Orishas, sea a quién se le acredite la introducción de la adoración de Oduduwa y de Olokun a la isla, y hasta alrededor de 1950, a través de sus descendientes, el linaje de Obá Tero continuó siendo la fuente más importante para la adoración y la difusión de Olokun en la isla”.
A la muerte de Obá Tero en 1907, las tradiciones Egbadó fueron continuadas por la heredera religiosa inmediata: Doña Fermina Gómez (Ochabí) hasta 1950. Luego de la muerte de Doña Ferminita, sus descendientes mantuvieron viva esta tradición. Doña Fermina Gómez Ochabi, es una de las Santeras (Iyalochas) más veneradas y respetadas en la historia de la religión en Cuba. Tan venerada, que los mismos Abakuá la nombraron su madrina. Su importancia en perpetuar las tradiciones de Obá Tero, incluyeron no solo OLOKUN, sino también ODUDUWA y Yewá y eso es INDISCUTIBLE y es indiscutible, porque es historia, aunque traten de borrarla o tergiversarla:
“A pesar de la prominencia y notoriedad de Regla Ara Olókun, el sentimiento popular entre los sacerdotes mayores en Cuba, sostiene que el «más grande» asiento de Olókun y el más prestigioso en Cuba, residía en la ciudad de Matanzas-Ara Ata, en la calle 104 Salamanca, la casa de la famosa sacerdotisa de Yemoja, Ferminita Gómez-Osa Bi […] específicamente asociada con Olókun en Matanzas, la combinación de la presencia de Olókun y de los rituales sagrados utilizados en su culto, se citan como los factores decisivos en la determinación del prestigio de Matanzas sobre Regla”. (Mason, 1996).
La casa donde vivía Doña Fermina, se ha convertido en un museo y se le conoce como “La Casa de Olokun” y es donde aún se conserva el juego de cuatro tambores Egbado, que hoy yacen silentes en esta Casa-Templo. Estos fueron construidos con el auspicio del propio Don Remigio Herrera Adeshina y Ño Filomeno García (Atanda) y eran tambores de OLOKUN. Nada de tambores de Aganá Erí, ni de Yemayá Mayelewó, ni de nadie más. Eran tambores de Olokun y se tocaban como tales, según nuestros propios registros históricos.
Doña Fermina era tan prominente dentro de la religión, que cada año hacía tambores en honor a Olokun. Estos Tambores, cuyos nombres son Oyinara, Adomuloke, Irgada e Igbagbara, también eran conocidos como Egbadó o Geledes (mascaradas) y uno de los más prominentes Babalawos que ha tenido la historia de Cuba, bailaba esos tambores a Olokun en casa de Doña Fermina Gómez. Estos tambores los bailaba nadie menos que Don Eulogio Rodríguez Gaitán, conocido por todos los religiosos afrocubanos como Tata Gaitán. No creo que ningún Babalawo que se respete, nos pueda decir que Don Tata bailaba a Agana Erí o a Yemayá Mayelewo o a Ibu Agana. Don Tata bailaba OLOKUN en casa de Doña Fermina, de eso, no puede haber discusión alguna. Es más, esto es registrado por John Mason, en su libro Olóòkun: Owner of Rivers and Seas:
“Adeshina inició a Eulogio Rodríguez “Tata Gaitán” en Ifá. Eulogio Rodríguez era un sacerdote de Ochosi. Él era famoso por sus conocimientos de Olokun y fue la última persona que bailó una mascarada de Olokun. Él estaba casado con Teresa Conde, Irelú. Tata vivió en Guanabacoa en la sección de Palo Blanco”.
Como vemos, es un hecho histórico para aquellos que lo dudan, que Don Tata Gaitán bailaba estas mascaradas a Olokun. Nunca fueron para “Agana Eri”, ni para “Yemayá Mayelewó”. Afortunadamente, existe información y registro histórico de estos hechos, que nos vienen de fuentes fidedignas que obviamente, muchos quieren esconder. En su libro, Los Bailes y El Teatro de Los Negros en el Folklore de Cuba, Don Fernando Ortiz nos dice lo siguiente:
“En el último siglo, un festival a Olokun era llevado a cabo anualmente, acompañado por el sonido de los tambores llamados “Gelede”, que probablemente seguían una antigua costumbre del origen étnico de Olokun, pero los músicos Egbadó que sabían los ritmos y rituales, murieron y los ritmos generalmente fueron sustituidos por los ritmos Batá.
El festival anual era usualmente llevado a cabo alrededor del Domingo de Pascua, porque era popularmente llamado “La pascua de los Negros”. Hoy es celebrado rara vez debido a la gran complejidad y lo estricto de su liturgia y por encima de todo, por razones de dinero. La ceremonia no puede ser llevada a cabo sin el sacrificio de muchos animales y la comida especial de cada Orisha o su figura representativa. Estas necesarias víctimas cuestan mucho dinero hoy. Como un Chivo para Elegba, un toro para Agayú, un carnero para Changó algunos gansos para Yemayá, un venado para Ochosi y varias gallinas de guinea, gallos, palomas de diversos plumajes, tortugas, etc., para los santos y un cerdo muy gordo que debía ser ofrecido a Olokun en el océano, por lo que se requiere viajar ceremoniosamente en bote mar afuera en compañía de muchos sacerdotes y tamboreros.
Como se puede apreciar, la ceremonia era compleja y se requería de mucho conocimiento para realizarla. Sin embargo, es muy importante que se pueda notar que con Olokun, el trabajo conjunto de Olorishas y Babalawos era trascendental. Nada se podía hacer sin la presencia de Olorishas y nada se podía hacer sin la presencia de Babalawos. De hecho, nada se podía hacer sin los “Tamboreros”. Entonces toca preguntar ¿Dónde fue que aprendimos estos egoísmos, bajezas, calumnias y desprestigios para desmeritar el Olokun de Ocha o el Olokun de Ifá? ¿Dónde fue que se nos enseñó a USURPAR funciones y EXPOLIAR deidades? ¿Qué “Mayores” fueron los que nos enseñaron eso? Debería darnos VERGÜENZA.
Muchas son las evidencias que hemos visto, de que Olokun fue una deidad traída a Cuba por OLORISHAS y que no se trataba de ninguna Yemayá, ni de ninguna Agana Erí como muchos pretenden llamarlo. Es más, muchas Olorishas de prestigio en Cuba, eran partícipes y grandes expertas en la adoración de Olokun en Cuba. Según John Mason, en su libro Olóòkun: Owner of Rivers and Seas, vemos un largo listado de prestigiosas Olorishas que participaban en fiestas a Olokun:
“Monserrate era una de varias mujeres Yoruba importantes que ayudaron a dar forma a las tradiciones religiosas de Matanzas. Alrededor de 1860, la sacerdotisa de Yemayá, Dolores Calderón Órókí llegó a Cuba como esclava, muy probablemente de la región de Ifé, y obtuvo su libertad poco después. En 1932, fue la última sobreviviente Lucumí que murió en Matanzas. Su hija Felipa Calderón Maambóoje fue la primera criolla Lucumí en ser iniciada en Changó en Matanzas. La sacerdotisa de Oyá, Margarita Armenteros – Áiná y su ahijada, Tiburcia Sotolongo fueron dos sacerdotisas Égbádó muy influyentes, que fundaron importantes linajes Ocha. Gregoria «Tula» García era una sacerdotisa Ijesha de Ochún y miembro del cabildo Ijesha fundado en 1854 en la calle Salamanca 187 y mantenido por la familia García que había estado en Cuba desde 1803. Participó activamente en los festivales de Olokun celebrados Por Ferminita. La madre de Tula, Carmen García, también sacerdotisa de Ochún y miembro del cabildo, habría trabajado con Monserrate y Ferminita. Las sacerdotisas de otras ciudades, también participarían en el calendario ritual de Matanzas”.
Desde la ciudad de Palmira, al noreste de la ciudad de Cienfuegos, la sacerdotisa de Yemoja, Felicia «Mafea» Fernández Morales, «La Reina de Palmira», iría a Matanzas a participar de los rituales de Olokun. Fue la primera persona iniciada por Josefa Herrera – Ésú Bi, en Regla y Felipa Calderón de Matanzas. Felipa era la Ojúbona. La madre de Mafea, Ma Lugarda Fernández, fue una sacerdotisa Lukumí de Ágemo, un camino de Obbatalá, quien inició a su nieto Mario Fernández en Obbatalá. Más tarde fue iniciado en Ifá, por Don Tata Gaitán. Es más, en su Manual del Orihate, Nicolás V. Angarica recogía la historia de cómo se realizaban estos tambores:
“En Olokún está la vida de todos nosotros y allí está nuestra muerte también, representada por dos grandes espíritus: SOMUGGAGGA y ACARO.
En Somuggaggá está representada la vida y en Acaró la muerte.
Estos dos espíritus, cuando se le hace fiesta a Olokún, todos los que quieren pueden verlos representados en la Tierra por medio de alguien que se prepara debidamente antes, con tiempo suficiente para que no le suceda nada a esa persona, y ha de presentarse a la fiesta con unos vestuarios y caretas imponentes, que lo caracterizan como Ará-onú, así como Olokún, Elegguá, Oggún, Oshosi, etc.
Olokún tiene tambores distintos a los demás Orishas, propios para ella, por ejemplo: Olokún tiene acto en que tiene cinco tambores; otro acto, en que se utilizan tres tambores y, en otro, se utiliza uno solo. Este se utiliza para obra secreta que aun muy connotados Babaloshas, Iyaloshas o Babalawos, no los ven, ni verán nunca, si no son escogidos para ello propiamente y debidamente preparados para actuar en esa obra. Este tambor es distinto a los demás, porque los otros son de madera y éste es una tinaja con su secreto, para hablar con Olokún, para rezarle, para invocar el Espíritu.
Dicha tinaja se utiliza también en invocación espiritual de ODDUA. En casos necesarios.
Acaró es el personaje que se utiliza para bailar Eggún: despedir muerto”.
De hecho, el Olokun de Babalawo, es otra historia totalmente distinta. Este, en sus inicios, era confeccionado a partir del Olokun de Ocha de forma tal, que en el mismo cuarto separado por un Parabán, se encontraban de un lado los Olorishas haciendo sus menesteres y secretos y del otro, estaban los Babalawos haciendo los suyos. Cuando los Olorishas terminaban su parte, pasaban el secreto al otro lado del Parabán y los Babalawos comenzaban a hacer su trabajo y de esta forma, completaban los secretos del Olokun de Babalawo. En otras palabras, el Olokun de Ifá, nació a partir del Olokun de Ocha. Lo importante en este caso, es que podamos apreciar que este era un trabajo que hacían en conjunto Olorishas y Babalawos y como se ha dicho, no solo se daba con esta deidad. Esto se daba con Oduduwa y hasta con algunos Echu. ¿La triste verdad? El comercio, mató a la VERDAD.
En nuestra tradición, el Olokun de Santo, habla a través de Yemayá. El de Babalawo, habla por medio de Ifá. A diferencia del Olokun de Santo, el de Ifá no lleva agua dentro, ya que se dice que este vive en un espacio vacío de rocas que existe entre el núcleo de la tierra y el agua de los mares. El de santo si lleva, y han tratado de hacer ver que esto se debe a que su centro está en la espuma del mar y por ello se trata de Agana Erí, para poder justificar la expoliación y decir que el Olokun de Ocha es tan solo una Agana Erí, cuando en realidad se trata del Olokun que se señorea por todos los mares, aunque para los Yoruba solo se trataba del Océano Atlántico. La diferencia es grande. De hecho esto puede verse en las propias tierras Yoruba.
Hoy, la “Era Comercial” ha hecho que exista una división entre Olorishas y Babalawos, donde se ha llegado a tachar de invento al Olokun de Babalawo y por el otro, se ha llegado a tratar de cambiarle el nombre al de Ocha, alegando que Olokun de Santo, también es un invento. Lo cierto es que si buscamos el fundamento de esto en África, vemos que es una deidad que también se entrega tanto por Ocha como por Ifá y cada cual con sus respectivos secretos. Entonces, teniendo todos estos elementos, podemos decir que si existen tanto el Olokun de Santero como el Olokun de Babalawo. Ambos tienen aval histórico, etnológico y antropológico. Por consiguiente, aquí lo único que puede ser catalogado como un invento, es decir que no existe el Olokun de Ocha y que es una Yemayá o Agana Eri. Decir esas cosas, si es un VERDADERO INVENTO. Solo nos quedaría por preguntar ¿De dónde sale entonces eso de Agana Erí o Yemayá Mayelewo?