Al llegar los esclavos a cuba, solo las mujeres oficiaban como Oriate, entérate de la historia y logros de la persona requirió de dos coronas para ser llegar a ser el primer hombre con esa función
Dicen los relatores que a finales 1800 nació, en uno de los cafetales de Santiago de Cuba, un niño cuyo abuelo era un esclavo, perteneciente a un ingenio de un español de nombre Lorenzo Samá. Al recién nacido se le dio el nombre de Octavio y como era la costumbre con los esclavos de la época, paso a llamarse Octavio Samá (en esa época los esclavos adoptaban el apellido del amo para así identificarlos como de su propiedad).
A muy temprana edad le coronaron Oshún, a finales del siglo XIX fue llevado a la ciudad de Matanzas, donde dos renombrados santeros: Tata Gaytán y Obalufadei, le exigieron que fuera asentado otra vez porque los rituales de esta provincia eran diferentes a los de La Habana por lo que, al trasladarse a esta ciudad, su consagración no era aceptada (En esa época había religiosos que no reconocían santos coronados, si no conocían a los que le hicieron la consagración, este según otros historiadores de la religión fue el motivo, del porque estas personas no respetaron la primera corona de Octavio Samá, aunque otros historiadores argumentan que ni él mismo sabia que tenia coronado a Oshun porque su kariosha fue a muy temprana edad.)
Lo que si es seguro es que Octavio Samá, era un hombre con imaginación inagotable y ágil de pensamiento y reflexionando sobre la dispersión y la falta de unidad existente entre los cultos yorubas, accedió a ser nuevamente coronado. Esta vez se le coronó Shangó con Oro a Agayú, el día del itá se descubre todo esto, por eso le pusieron el nombre de Oba di meyi («rey coronado dos veces»). En esta ceremonia una negra de nación, yoruba, llamada Latuán ofició como oriate. (de ella se dice que fue embarcada a Cuba en la década del ochenta y que tenía asentado a Shangó, recibió por nombre Ajayi Lewú, hija de Shangó y llegó a ser una de las oriatesas mas famosas de Cuba)
Se asegura que es Latúan quien instruye a Oba di meyi en los oficios del oriate, Oba di meyi era muy estricto y eventualmente se hizo inseparable de Latuán. Así comienza la larga historia santoral de Obadimeyi, no sólo por lo particular de su doble consagración sino por el desarrollo del gran conocimiento que adquirió de los yorubas asentados en Cuba en esa época. Su fama se acrecentó, ya que manejaba los procedimientos rituales tanto de Matanzas como de La Habana. En este momento Oba di meyi y Latúan concibieron la idea de unificar en un solo cuerpo litúrgico a las culturas yorubas, al cual denominaron Regla de Osha.
Oba di meyi se caracterizó por emplear el sistema de lanzar dos veces el caracol, buscando un signo compuesto, a diferencia de quienes se apegaban a la norma de lanzar sólo un signo. En su momento Obadimeyi coronó a dos personas con Dadá directo, hecho que fue muy comentado en la ciudad.
La obra de Oba di meyi abrió paso a los oriatés masculinos en Cuba, ya que muchos consideraban que por ser hombre no tenía tabú para las matanzas de los animales de cuatro patas, ni tampoco para los rituales de Eggun. Oba di meyi, entrenó a otro muy conocido oriaté, de nombre Tomás Romero, Ewin Leti, el cual era el único a quien él aceptaba como igual. Sin embargo Latuán fue la ultima mujer Oriate; Obba di meyi nunca transmitió este rito a ninguna mujer.
Oba di meyi, fue quien enseño a Nicolas Angarica, uno de los primeros abbures que escribió de la religión, y que le hizo osha en 1941, tres años después muere Octavio Sama.