Este culto nace a mediados del siglo XIX de las manos de Andrés Facundo Cristo de los Dolores Petit
La Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje es un producto netamente cubano. Fue fundada a mediados del siglo XIX por Andres Facundo Cristo de los Dolores Petit. Este hombre sorprendente y profundamente místico era, al mismo tiempo, Terciario de la Orden de San Francisco del pueblo de Guanabacoa, Babalosha de la Regla de Osha, Issué de Bakokó Efor en la Sociedad Secreta Abakuá y Padre Nkisi de la Regla que él mismo fundara. Aunque no se han encontrado pruebas, es muy probable que también fuera hermano Masón, pues en la liturgia y los ritos kimbiseros se aprecian rasgos de la Masonería, como en el juramento de iniciación.
Andrés Facundo Cristo de los Dolores Petit, mulato claro, alto, delgado y de finos modales, es un símbolo de nuestra amalgama criolla. Nació en Guanabacoa, La Habana, a principios del siglo XIX y durante un tiempo vivió en el Convento de los Franciscanos y muchos recuerdan que recogía limosnas para los frailes. Sabía latín y son muchas las leyendas que rodean su vida: «Iba Andrés una vez por una calle solitaria, a eso de las doce del día y observó a un caballero de bomba y levita cruzada que andaba delante de él. A poco, por la acera de enfrente aparecieron dos morenos facinerosos. Aquellos tipos continuaron caminando y Petit cruzó la calle, los detuvo y les dijo que ellos querían matar al hombre de la levita cruzada para robarle la cartera y las prendas. _ No lo maten _les dijo Petit _Quítenle lo que lleve, pero no le quiten la vida. Y tal poder tenía Petit en su bastón que se acercó al caballero, lo tocó en el hombro y lo dejó paralizado. Los ladrones le llevaron cómodamente la cartera, la leontina, el reloj, el alfiler de corbata y el anillo, todo lo que tenía encima y escaparon sin hacerle ni un rasguño. Petit volvió a tocarlo con su bastón y el señor siguió caminando sin darse cuenta de nada. Así Petit le salvó la vida».
Andrés Facundo Cristo de los Dolores Petit, también conocido como Andrés Kimbisa.
Andrés Petit fue el primero en aceptar a hombres blancos dentro de la sociedad secreta Abakuá en su Potencia Bakokó Efor, en el año 1863 y con el oro que obtuvo de esas iniciaciones logró sacar de las cárceles españolas a muchos hermanos ñañigos y paleros. Gracias a esa acción, al incluir a jóvenes blancos, de buenas familias criollas, dentro de los Abakuá, consiguió mejorar la imagen de la opinión pública sobre dicha sociedad secreta. Algunos opinan que sin Petit, los Abakuá hubieran desaparecido. No hubieran podido resistir la prolongada persecución de que fueron objeto por parte de las autoridades españolas y más tarde, a comienzos del siglo XX, por las cubanas.
Petit murió en Guanabacoa, probablemente en 1889, y el misterio rodea el paradero de sus restos. Se dice que fueron trasladados por un adepto ñañigo blanco del cementerio de Guanabacoa al de Espada, en La Habana, para así impedir que fueran desenterrados por mayomberos ansiosos de apoderarse de tan preciosa kiyumba. Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta donde se encuentra enterrado Andrés Petit, si es que sigue enterrado. Su regla Kimbisa, también conocida como Quien Vence, es congo, lukumí, yoruba, espiritista y católico. ¡Lo reúne todo! Petit hizo un ajiaco, un revoltillo, cogió de todo: trabajó con palo, con osha, con santo, metió el espiritismo, la brujería, la iglesia, cuanto encontró, para vencer. Y he ahí el secreto de la eficacia Kimbisa, que reúne lo más poderoso de cada creencia para, de este modo, vencer.
La Regla Kimbisa difiere del Mayombe y de la Brillumba en que su creador trató de incluir en ella no solo algunos de los ritos y conceptos de las otras manifestaciones religiosas cubanas, sino también del espiritismo, del catolicismo y de la magia esotérica occidental. Es posible afirmar, pues, que si hay en Cuba una practica religiosa real y deliberadamente sincrética, ésta es la Regla Kimbisa. Lydia Cabrera escribiría que los iniciados en la Kimbisa se comprometen a hacer el bien valiéndose de los secretos del negro y del blanco.
En efecto, Petit trató de hacer llegar a sus seguidores el mensaje de fraternidad universal de los primeros cristianos; de respeto por las tradiciones y de solidaridad con la familia ampliada de los Abakuá; de devoción por los antepasados, fuente de sabiduría y de ayuda para sus descendientes, característica tanto de la Regla de Osha como de las Reglas de Palo Monte, y de comunión con esos ancestros y con otros espíritus benéficos a través del trance mediúmnico, a la usanza del espiritismo, y de los sistemas de adivinación que emplea la Kimbisa. Este elevado empeño está presente en toda la liturgia creada por Petit, cuyos rezos y exhortaciones instan a sus seguidores a obrar y a vivir en la rectitud y la bondad. Lo cual no quita que, cuando no hay más remedio, el kimbisero es capaz de atacar a sus enemigos y abrirse camino con bilongos tanto o más terribles y poderosos que los de cualquier otro ngangulero.
Trazo para la puerta, que se hace al romper( comen-
zar ) la fiesta o juego Kimbisa.
Un análisis somero de la Regla Kimbisa resultará suficiente para mostrar cuán vinculados están en esa liturgia diversos aspectos de las religiones que se practicaban en la Isla en vida de Petit. Comenzaremos por las jerarquías de un templo Kimbisa templo que, generalmente, es una habitación en la casa de un jerarca de la Regla, en la que se guardan los objetos del culto, sus funciones y lo que pudiera considerarse sus equivalencias en la mayombería, comenzando de mayor a menor… India Yara