Las Fuerzas Espirituales que entran en la evolución que conduce a la creación de la Tierra se llama Irúnmolè
La interacción entre la luz y la materia da come resultado las estrellas. De la estrella, que Ifá llama Olófin, conocida en el oeste como Sol nacieron los planetas.
Las Fuerzas Espirituales que entran en la evolución que conduce a la creación de la Tierra se llama Irúnmolè.
El Irúnmolè es el Odù que existe en el útero de Olódùmarè y pone de manifiesto los fenómenos naturales dentro del reino del planeta . Cuando Odù se manifestó en la Tierra, emergió una dimensión de realidad que Ifá llama el w’àiyé.
La palabra w’àiyé normalmente significa superficie de la Tierra. De una perspectiva cosmológica, el w’àiyé es el lugar que permite la interacción entre los Espíritus de Orun y los Espíritus de Ilé. Es la puerta entre el Cielo y la Tierra. Aunque la palabra Ilé posee en Yòrubá varios significados, aquí se usa para significar al planeta Tierra.
Usando la imagen simbólica de el tablero y la estera, Olorun e Ilé son polaridades que existen alrededor del núcleo del w’àiyé. La otra polaridad que se encuentra en este reino se ubica entre las personas que se mantienen en la Tierra y los espíritus hereditarios que participan en los asuntos terrenales. La palabra Yòrubá para el espíritu del antepasado es Eégún. La palabra Yòrubá para el cuerpo humano es el ara.
Los Espíritus de Olorun se refieren a esas Fuerzas del paradigma anterior como Olódùmarè, Ela, Obàtálá y Òdúdúwà. Olorun es ambos, el reino de los antepasados y la Fuente de todo las Fuerzas que se manifiestan en la Creación. Los Espíritus que viven en la Tierra son conocidos como Ògbóni.
Esta palabra podría traducirse como “de la tierra”. Ara se refiere a las personas que viven en la Tierra y Eégún a las almas de aquéllos que han pasado a la otra vida. Los Espíritus de Olorun se forman dentro del Cosmos. Los Espíritus de Ògbóni se forman dentro del planeta. El descenso de Olorun a Ile se sienta en el cuerpo humano y cada individuo se vuelve una reflexión de esas Fuerzas que estructuran toda la Creación.
En el centro de este círculo, el reino invisible de w’àiyé, esa dimensión invisible a lo largo de la superficie de la Tierra, se une la vida Humana con sus influencias Espirituales. Esta apertura invisible entre el w’àiyé y Olorun se llama “Yangi”, que significa “cruces de caminos”; se considera que Yangi es la casa de Èsù que es el Mensajero Divino, la fuente de comunicación entre Ilé y Òrun, en la escritura de Ifá. Ifá enseña que si hay equilibrio y armonía entre las Fuerzas de Cielo y la Tierra, aquéllos que moran en la Tierra experimentarán buena salud, sabiduría, vivirán en paz y se colmarán de abundancia. Es cuando estas fuerzas entran en el conflicto, se genera enfermedad, confusión, violencia y escasez.
Es frecuentemente, que esta cosmología se interprete erróneamente, de forma que los Espíritus castigan a aquéllos que no los cuidan. Sería más exacto decir, que la violación de la Ley de la Naturaleza tiene consecuencias inevitables. Cada círculo usado en este texto representa un paradigma de Ifá de equilibrio en una dimensión dada de realidad.
Cuando se lanzan los instrumentos de adivinación en la estera o en el tablero, su colocación y orientación identifica áreas de equilibrio o desequilibrio. Esta información da una vista simbólica de la estructura de un problema dado al adivino. Una vez se ha identificado un área de desequilibrio o fricción se darán las guías de cómo atraer la situación a un estado de armonía. Según Ifá, la armonía del yo con el mundo, la intención con el destino y la responsabilidad Espiritual son la fuente de larga vida, la buena fortuna y la abundancia.