La maldición de OYA al hijo de SHANGO

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La maldición de OYA al hijo de SHANGO

Esta historia nos relata porque los hijos de Shango no deben maltratar a las mujeres

Pataki de Ogunda Yeku
En este camino había un hombre que era muy porfiado que siempre tenía muchos problemas y muchos enemigos, en vista de esto fue a casa de ORUNMILA que lo miró y le vio este Odu OGUNDA YEKU y le dijo, que tenía que hacer Ebó, y que se le avecinaba una desgracia que podía costarle la vida, pues Eshu estaba muy disgustado con él, por quejas que le daba un hijo de él. El hombre, como era PORFIADO, desestimó el consejo de ORUNMILA y no hizo nada y sólo consiguió una hierba y se baño con ella y dijo: -Cuando creo que me va a pasar algo, yo busco esta hierba para detener el mal, y si me enfermo, para curarme. A los pocos días de haber ocurrido esto; Una mujer que el hombre había despreciado, lo vigilaba constantemente esperando la oportunidad para agredirlo. Un día, caminando el hombre por una vereda, la mujer estaba escondida en unos matorrales y le salió al paso con un machete y gracias que el hombre se metía detrás de los árboles esquivaba las amenazas, hasta que los que pasaban por allí intervinieron y el hombre pudo salvarse. Al ocurrir esto fue a casa de ORUNMILA y le pidió perdón, hizo Ebó y le juró a Eshu respetar siempre su palabra.

En las averiguaciones de este Ifá se supo que este hombre era hijo de SHANGO, Santo que asentó, pero no por esto cambió su forma despectiva hacia la mujer con que vivía, que era hija de OYA, maltratándola de obra y de palabras, pasando tanto esta mujer a su lado, miseria, trabajos y bochornos, al extremo que como era muy mujeriego los hijos que tenía con otras mujeres los llevaba a la casa de la hija de OYA. Esta era muy paciente y no peleaba con él y el hijo de SHANGO seguía abusando.

Un día se le presentaron dificultades en el negocio y fue hacerse Osode a casa de ORUNMILA que le dijo que hiciera Ebó con: tierra de remolino y palo Ayua, el hombre lo hizo. Al pasar los días el hombre se sintió mejor y no dormía en casa de la hija de OYA y está decidió salir de compras a la plaza, el cual no sería su sorpresa al ver a su marido en compañía de una hija de YEMAYA dónde las dos mujeres se ofendieron y quedaron disgustadas.

Camino a la casa, el hombre notó que el viento arreciaba, llegando a convertirse en un viento insoportable para caminar y viendo varias matas de Ayúa se agarró de los gajos hasta que pasaron los fuertes vientos desatados que no eran otra cosa que el disgusto de OYA por los maltratos, bochornos y miserias a las que el hijo de SHANGO tenía sometida a su hija, ya que era la esclava de los hijos de él, de los que visitaban y de él mismo.

Entonces OYA lo maldijo de esta manera: – Mientras que el mundo sea mundo, AZOJUANO no abandonara a este hombre ni a sol ni a sombra, pues lo que promete no lo cumple, como no le cumplió a Eshu no le va a cumplir a nadie y será un indeseable él y todos los que desciendan de él y ni su padre SHANGO podrá intervenir cuando se enferme porque allí estaré yo, para que rinda cuenta por los martirios que ha hecho pasar a mi hija. ORUNMILA, al oír esto, dijo: – Sólo lo puede salvar su obediencia dándole de comer a OYA y que oiga lo que ella le diga cuando lo reprenda, ya le di palo ayúa para que se sostenga de las guerras que se le presenten de ahora en adelante.

NOTA: Por esta razón todos los hijos de SHANGO deben tener bastón o garabato de ayúa junto a la batea, pues este palo es brujo y SHANGO trabaja con él.

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