Madres ancestrales, coloquialmente conocidas como las Brujas de la Noche

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Madres ancestrales, coloquialmente conocidas como las Brujas de la Noche

Todos los seguidores de esta deidad conforman el culto de la brujería y son conocidos como Ajogún o Ajonjún

Iyami Oshooronga es la reina del culto de la hechicería. Sus seguidores son los brujos y brujas, los cuales pueden ser blancos, rojos y negros, que pueden ser buenos, malos o regulares. Todos ellos conforman el culto de la brujería y son conocidos como Ajogún o Ajonjún, Dignatarios de la noches, Ancianos de la noche.

Iyáàmi, mantiene el equilibrio de lo natural, castigando severamente aquellos que infringen las leyes de IFA. Es muy delicado el equilibrio y el orden cuando se trata de Ìyáàmi, nada debe ser hecho en lo que concierne a Òrìsá, o a Ifá si el sacerdote no tiene la debida instrucción, dado que nuestra madre bruja, no permite que nadie haga sacrificios sin no posee un conocimiento determinado para la función sacerdotal.

A través de todo el cuerpo litúrgico de IFA se enseña y se destaca la supremacía de las Ìyámis. Mas precisamente en el Odú Òsá Méjì, IFA enseña de su enorme poder, del control de las Ìyáàmi Òsòròngá con respecto al elemento más noble, la sangre, su poder de generar vida y controlarla de las maneras más extrañas. En el odu de IFA Ogbè Òsá se manifiesta que la energía de Ìyáàmi se utiliza para lo bueno y para lo malo.

Con Iyami (Ìyáàmi) todo cuidado es poco, ella exige el máximo respeto. Iyami Oxorongá (Ìyáàmi Òsòròngá), bruja y pájaro. Las calles, los caminos, las encrucijadas pertenecen a Exú (Esù). En esos lugares se invoca su presencia, se hacen sacrificios, ofrendas y le hacen pedidos para el bien o para el mal, sobre todo en las horas más peligrosas que son el mediodía y la media noche, principalmente esta hora, porque la noche es gobernada por el peligrosísimo odu Oyeku Meji. A media noche nadie debe estar en la calle, principalmente en las encrucijadas, pero si eso sucede se debe entrar en algún lugar y esperar pasar los primeros minutos.También el viento del que Oyá o Yansá (Oya) es la dueña, puede ser bueno o malo, a través de él se envían las cosas buenas o malas, sobre todo el viento malo, que provoca la enfermedad que la gente llama «aire del viento».

Ofurufú, el firmamento, el aire también desempeña su papel importante, sobre todo a la noche, cuando su espacio pertenece a Eleiye, que son las Ajé, transformadas en pájaros del mal, como Agbibgó, Elulú, Atioro, Osoronga, entre otros, en los cuales se transforma la Ajé-mãe, mas conocida como Iyami Oxorongá (Ìyáàmi Òsòròngá).

Traídas al mundo por el odu Osa Meji, las Ajé, juntamente con el odu Oyeku Meji, forman el gran peligro de la noche. Eleiye vuela extendida de un lado al otro de la ciudad, emitiendo un eco que rasga el silencio de la noche y llena de pavor a los que la escuchan o la ven. Se toman todas las precauciones.

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