Diferentes tipos de comunicación con los espíritus

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Diferentes tipos de comunicación con los espíritus

Dios en su infinita bondad siempre ha dejado abierta la puerta que nos comunica con el mundo espiritual, pero a veces las grandes verdades están frente a nuestros ojos y no podemos comprenderlas

Si todos aceptamos y llegamos a comprender que somos ESPÍRITUS ENCARNADOS en éste Mundo Físico o Material,podremos lograr comprender mejor lo que a continuación les haré saber.

Si vamos recorriendo juntos éste camino podremos ir comprendiendo que si nuestra naturaleza íntima es Espiritual y que nuestro cuerpo es sólo un accesorio, pasajero del cual se sirve el espíritu para desenvolverse en la vida terrenal,podremos, sin lugar a duda, comprender que nuestra alma cuando desencarna, vá hacia algún lugar, tiene alguna actividad y por consecuencia lógica deseea seguir en contacto con sus seres queridos aún encarnados.

Dios en su infinita bondad siempre ha dejado abierta la puerta que nos comunica con el mundo espiritual, pero a veces las grandes verdades están frente a nuestros ojos y no podemos comprenderlas.

Hoy los espíritus que encarnamos en éste planeta ya estamos en condiciones de comprender que la vida es algo más que la materia, que nos diferenciamos del mundo animal y vegetal porque dentro nuestro habita algo que no comprendemos muy bien que es pero nos da la certeza que sobrevive a la materia,al Cuerpo Físico y Material que todos los vivos poseemos.

Cada religión a tratado éste aspecto del hombre de diferentes maneras según el propósito que perseguían, pero no nos toca a nosotros juzgar su rol o papel del desarrollo de la humanidad, hoy, nosotros a través del Espiritismo tenemos la posibilidad de conocer nuestra verdadera esencia, el porqué de la vida, qué le sucede a nuestra alma después de la muerte de nuestro cuerpo o vestidura carnal y además nos porporciona los medios de saberlo y comprobarlo por nuestros propios medios a través de las comunicaciones con los espíritus que ya dejaron éste mundo y desean contarnos que su alma sigue existiendo, que la vida real del espíritu es eterna y que la vida corporal es sólo una más de una larga cadena de existencias que el espíritu necesita para purificarse.

Los medios de que se valen los espíritus para comunicarse con nosotros son variados y a través del estudio del Libro de los Médiums del Maestro Allan Kardec iremos descubriendo cada uno y cual es nuestra responsabilidad en dicho intercambio.

Vale destacar los diferentes tipos de comunicaciones con los ESPÍRITUS, las cuales les muestro a continuación:

Comunicaciones groseras, frívolas, formales e instructivas.

Sea dicho que todo efecto que revela en su causa un acto de libre voluntad, por insignificante que sea éste acto, acusa por ésto mismo una causa inteligente. De este modo, un simple movimiento de una mesa que responde a nuestro pensamiento, o presenta un carácter intencional, puede considerarse como una manifestación inteligente. Si el resultado se limitara a ésto sólo, tendría para nosotros un interés muy secundario; sin embargo, algo yá el habernos dado una prueba de que hay en estos fenómenos otra cosa más que una acción puramente material; pero la utilidad práctica que sacaríamos de eso sería para nosotros nula, o al menos muy restringida; otra cosa sucede cuando esta inteligencia adquiere un desarrollo que permite un cambio regular y seguido de pensamientos; entonces ya no son simples manifestaciones inteligentes, sino verdaderas comunicaciones. Los medios de que disponemos hoy día permiten el obtenerlas tan extensas, tan explícitas y tan rápidas como las que nos comunicamos con los hombres. Si nos penetramos bien, según la Escala Espírita (El Libro de los Espíritus), de la variedad infinita que existe entre los Espíritus, bajo el doble aspecto de la inteligencia y de la moralidad, se concebirá fácilmente la diferencia que debe haber en sus comunicaciones; en las que debe reflejarse la elevación o la bajeza de sus ideas, su saber y su ignorancia, sus vicios y sus virtudes; en una palabra no deben parecerse las unas a las otras, ni más ni menos que las de los hombres, desde el salvaje al ser humano más ilustrado. Todos los matices que presentan pueden agruparse en cuatro categorías principales; según sus caracteres más marcados, son, pues, groseras, frívolas, formales e instructivas.

1) Las comunicaciones groseras son aquellas que se traducen por expresiones que hieren la decencia. No pueden emanar sino de Espíritus de baja clase, manchados todavía con todas las impurezas de la materia, y no difieren en nada de las que podían dar los hombres viciosos y groseros. Repugnan a toda persona que tiene la menor delicadeza de sentimientos; porque son, según el carácter de los Espíritus: triviales, deshonestas, obscenas, insolentes, vanidosas, malévolas y aun impías.

2) Las comunicaciones frívolas emanan de los Espíritus ligeros, burlones y traviesos, más maliciosos que malvados, y no dan ninguna importancia a lo que dicen. Como no tienen nada de indecentes, gustan a ciertas personas que se divierten con ellas y encuentran placer en estos entretenimientos fútiles en que se habla mucho para no decir nada. Estos Espíritus dicen de vez en cuando agudezas espirituales y satíricas, y en medio de sus chistes vulgares dicen algunas veces duras verdades que tocan casi siempre en el blanco. Estos Espíritus ligeros pululan alrededor de nosotros y aprovechan todas las ocasiones para mezclarse en las comunicaciones; la verdad es el menor de sus cuidados; por eso tienen el pernicioso placer de mixtificar a aquellos que tienen la debilidad y algunas veces la presunción de creerlos bajo su palabra. Las personas que se complacen con esta clase de comunicaciones dan, naturalmente, acceso a los Espíritus ligeros y mentirosos; los Espíritus formales se alejan de ellos como sucede entre nosotros, que los hombres formales se alejan de las reuniones de los atolondrados.

3) Las comunicaciones formales son graves en cuanto al objetivo y a la manera como se hacen. Toda comunicación que excluye la frivolidad y la grosería, y que tiene un fin útil, aunque fuese de interés privado, es por lo mismo formal; pero no por esto está siempre exenta de errores. Los Espíritus formales no todos tienen igual ilustración. Hay muchas cosas que ellos ignoran y sobre las cuales pueden engañarse de buena fe; por eso los Espíritus verdaderamente superiores nos aconsejan sin cesar, que sometamos todas las comunicaciones al análisis de la razón y de la más severa lógica.
Es preciso, pues, distinguir las comunicaciones verdaderamente formales de las falsas formales, y esto no es siempre fácil, porque es a favor de la misma gravedad del lenguaje,
ciertos Espíritus presuntuosos o falsos sabios que procuran hacer prevalecer las ideas más falsas y los sistemas más absurdos; y para hacerse más verídicos y darse más importancia no tienen escrúpulo en adornarse con los nombres más respetables y más venerados. Ese es uno de los grandes escollos de la ciencia práctica; volveremos a tratar de ello más adelante, con toda la extensión que necesita un objeto tan importante, al mismo tiempo que daremos a conocer los medios de precaverse contra el peligro de las falsas comunicaciones.

4) Las comunicaciones instructivas son las comunicaciones que tienen por principal objetivo alguna enseñanza dada por los Espíritus sobre las ciencias, la moral, la filosofía, etc. Son más o menos profundas, según el grado de elevación o de desmaterialización del Espíritu. Para sacar de éstas comunicaciones un fruto real, es preciso que se regularicen y se continúen con perseverancia. Los Espíritus formales se interesan por aquellos que quieren instruirse y los secundan, mientras que dejan a los Espíritus ligeros al cuidado de divertir a los que sólo ven en estas manifestaciones como una distracción pasajera. Por la regularidad y la frecuencia de estas comunicaciones es como se puede apreciar el valor moral e intelectual de los Espíritus con los cuales uno se comunica, y el grado de confianza que merecen. Si la experiencia es necesaria para juzgar a los hombres, mayor se necesita para juzgar a los Espíritus.
Dando a éstas comunicaciones la calificación de instructivas, nosotros las suponemos verdaderas, porque lo que no fuese verdadero no podría ser instructivo, aunque se dijera con el lenguaje más imponente. No podríamos, pues, colocar en esta categoría ciertas enseñanzas, que no tienen de formal sino la forma, a menudo pomposa y enfática, con ayuda de la cual los Espíritus más presuntuosos que sabios, que las dictan, pretenden hacer ilusión; pero estos Espíritus, no pudiendo suplir el fondo que no tienen, no podrían sostener mucho tiempo su papel; pronto descubren su flanco débil, por poco que continúen sus comunicaciones o se sepa acosarlos hasta sus últimos atrincheramientos. Los medios de comunicación son muy variados. Los Espíritus obran sobre nuestros órganos y sobre todos nuestros sentidos; pueden manifestarse a la vista en las apariciones, al tacto por impresiones tangibles, ocultas o visibles, al oído por ruidos, al olfato por olores sin causa conocida. Este último modo de manifestarse, aunque muy real, es sin contradicción el más incierto por las numerosas causas que pueden inducir en error, por lo que ahora no nos ocuparemos de ello. Lo que debemos examinar con cuidado son los diversos medios de obtener comunicaciones, es decir, un cambio regular y continuado de pensamientos y tener mucha disciplina y responsabilidad con éstas comunicaciones con un determinado tipo de Espíritu. Aunque hay que destacar también que éstas comunicaciones se efectúan o pueden ser efectuadas según la Habilidad o Facultad que cada cual tenga y sea desarrollada.

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