Muy pocas cosas causan tanto dolor como la muerte de un ser querido, el vacío que deja su ausencia es muy difícil de soportar
Sin embargo en el espiritismo puedes encontrar una poderosa razón para no estar tan triste y sobrellevar la pérdida, sigue leyendo esta publicación y entérate como
Hablar de la muerte de una persona que amamos y como podemos superar ese dolor tan inmenso, es algo extremadamente delicado y personal, sin embargo, he plasmado en estas lineas mi experiencia personal para mostrar como el espiritismo fue una fuente de consuelo en una de las situaciones mas dolorosas de mi vida, la muerte de mi abuela.
Las abuelas siempre son muy queridas, pero en aquellos casos donde no se tienen hermanos y es tu abuela quien te cuida cuando estás pequeño, porque tu mamá es madre soltera y debe salir a trabajar, la nana, abu o chacha se convierte en lo más querido para ti.
Ese fue mi caso, desde que tuve uso de razón hasta mi pubertad, compartí todos los días de mi vida con mi abuelita, ella era mi amiga, mi cómplice, mi confidente y a veces hasta mi alcahueta, cuando mi madre llegaba en la noche cansada a su casa, todas las travesuras del día estaban ocultas y olvidadas, solo en un puñado de ocasiones, donde mi tremendura era muy grande, mi abu me delataba. Así de especial fue ella en mi vida. Fue por ello que la noticia de su muerte, cuando yo tenia casi 20 años, fue unos de los peores momentos de mi vida.
Se cumplieron con todas las honras funerarias y se le dio cristiana sepultura (Que en paz descanse y brille para ella la luz perpetua) y yo quede como muchos, devastado y desconsolado, añorandola y queriendo volver a verla. Hasta ahora mi relato no contiene nada nuevo y se que muchos han pasado por situaciones similares, pero ya vamos a entrar en materia.
A los pocos meses de fallecida mi nana, mi compañera sentimental para aquel entonces, me pidió que la acompañara a una sesión de espiritismo, aunque muy desconfiado y confieso que dispuesto a burlarme, acepte asistir. Llegamos a una casa muy humilde, donde había un cuarto dedicado exclusivamente a trabajar el espiritismo, las paredes estaban forradas de imágenes de cerámica, de las cuales no conocía, casi ninguna.
Se nos acercó una señora entrada ya en sus cuarenta años, nos sentó a mi compañera y a mi en unos bancos pequeños de madera y tomo en su mano 3 tabacos, luego de pronunciar una muy larga oración y de hacerse la seña de la cruz en varias oportunidades con ellos, tomo uno de los 3 tabacos y comenzó a darle unas rápidas y entre cortadas bocanadas. Hasta ese momento yo seguía pensando en mis adentro, que cantidad de charlatanería y falsedad hay en el mundo, pero eso estaba a punto de cambiar.
Cuando aquella mujer comenzó a hablar, yo no daba crédito a lo que mis oídos estaban escuchando, esa señora que yo nunca había visto, sabía cosas de mí que yo o le había confesado a nadie (todos tenemos secretos y el que diga que no tiene secretos se miente a si mismo). Durante más de dos horas esa señora me dio una serie de recomendaciones y advertencias que rayaban en lo insólito, me relató hechos pasados de mi vida con un nivel de detalle tan grande, que era como si ella hubiese estado allí conmigo cuando los viví.
Yo no salía de mi asombro y aquella señora continuaba paseándose por los rincones más oscuros y ocultos de mi alma, poniendo a flote situaciones que yo había olvidado y dejando ver la falsedad y maldad de algunas personas que consideraba mis amigos. Creo que no puedo ilustrar mejor mi asombro, pero aquellos que se han topado alguna vez con estos seres especiales o videntes por darles algún calificativo, saben de lo que hablo.
Terminada la sesión, me senté con esta señora y no podía dejar de preguntarle como funcionaba todo esto, porque ella sabía cosas de mi que ni siquiera yo recordaba y que no le había contado a nadie, la respuesta de ella cambiaría mi vida para siempre. Con una voz muy pausada, me contesto:
Es que mis espíritus son muy chismosos y me lo cuentan todo, todo lo que yo es por que ellos me lo dicen.
Al escuchar aquello, mi compresión del mundo cambio por completo, todo me indicaba que después de la muerte continuamos existiendo, de una forma diferente pero existimos, los días siguientes a la experiencia que les acabo de contar, los pase dedicado a analizar esa nueva realidad que había descubierto. Y una de las grandes deducciones o inferencias que me lleno de alegría fue saber que posiblemente mi abuelita seguía existiendo, no de la forma que yo quería, porque no estaba aquí conmigo, no podía verla ni conversar con ella, pero de alguna forma había la posibilidad de que ella o por lo menos su esencia continuara existiendo en alguna parte.
Para tratar de explicar lo que sentí, es como si ella hubiese muerto en un accidente de aéreo en el mar y hubiesen encontrado algún sobreviviente que estaba con ella en ese mismo vuelo, era algo así, yo no sabia si ella continuaba existiendo, pero había una posibilidad y eso a mi me bastaba. Me daba algún tipo de esperanza y me hacia entender que aunque ella no estaba a mi lado no había dejado de existir, ella posiblemente seguía existiendo, de una forma diferente, pero no había desaparecido del todo como yo pensaba. Y esto mis queridos lectores me dio mucho consuelo y me permitió sobre llevar mejor el hecho de que ella ya no estaba con nosotros.
De todo esto han pasado un poco más de 20 años, hoy en día soy santero con Obatala coronado y a lo largo de todo este tiempo, he tenido la oportunidad, muy rara debo reconocerlo, de toparme con personas especiales que efectivamente pueden comunicarse con aquellos que ya no están con nosotros.
Considero importante mencionar algunas cosas para culminar este escrito de manera responsable:
- Hay miles de estafadores y charlatanes, puedo contar con los dedos de una mano y me sobran dedos, los verdaderos videntes que he conocido en mis casi 50 años de vida, así que cuidado y prudencia, no se dejen engañar tomando como base este relato. Lo que si puedo asegurarles es que si buscan con fe y constancia podrán dar con un espiritista verdadero y vivir de primera mano una experiencia como la que les he relatado.
- No todos los difuntos pueden comunicarse directamente con nosotros, ya que del otro lado por así decirlo, existe una jerarquía de elevación muy estricta y respetada, por ello no todos los seres difuntos tienen el «permiso» por darle algún calificativo, de comunicarse con nosotros.
- Las recomendaciones y advertencias que recibas de un espiritista que realmente tenga sus luces claras, debes prestarle especial atención, ya que por lo general, no hacer caso de lo que te dicen termina con resultados negativos.
Ya para cerrar, quiero decirte a ti, que estas sufriendo por la muerte de un ser querido, que la vida continua, la muerte es solo una puerta que atravesamos y que nos lleva a otro lugar, pero allá, en ese otro lugar seguimos existiendo y en ocasiones podemos ayudar y recomendar a los que dejamos de este lado de la vida. Si no me crees, te invito a que asistas a un buen centro espiritista, para que te des cuenta de que lo que acá digo es totalmente cierto.